Jaime Alberto Arrubla Paucar | El Nuevo Siglo
Jueves, 10 de Diciembre de 2015

El Galeón San José

VUELVE  y juega el Galeón San José.  Este navío español,  que llevaba consigo  un acumulado por tres años de los tesoros del Virreinato del Perú,  que no había podido partir hacia España, donde ansiosamente lo espera el Rey Felipe, precisamente por la guerra de los mares con Inglaterra, al fin se atrevió a zarpar y fue hundido por la Armada inglesa al frente de las Islas del Rosario en el año 1708 y desde entonces descansa con sus tesoros en el fondo del mar,  relacionados en los archivos de Sevilla y avaluados  en más de  seis mil millones de dólares y  donde podía haber  otro tanto por contrabando.

Lo reclaman por supuesto, como a todos los pecios, varios países que se consideran sus dueños.  Ante todo, la corona española, bajo la tesis de que el barco militar era de su armada, pretendieron que firmáramos el Convenio de Patrimonio Subacuático de la Unesco suscrito en Paris en el 2001, donde se respetaba la propiedad de los barcos militares al país de su bandera en cualquier época.   No lo firmamos; afortunadamente nos dimos cuenta desde la Secretaría Jurídica de la Presidencia  de la Republica,  en el año 2000,  que había gato encerrado en ese tratado y se ponían en riesgo todos nuestros galeones; se dice que pueden haber más mil doscientos en el mar Caribe colombiano. España no tiene nada que reclamar, la propiedad sobre todos sus bienes coloniales la perdió con el Acta de Independencia y estos pasaron a ser propiedad de los nacientes estados republicanos. Argumentan también que un Juez norteamericano les otorgó la propiedad de un pecio,  pero no se encontraba en mar colombiano y aquellos  jueces no tienen jurisdicción sobre nuestro territorio.

En cuanto a los reclamos de Sea Search Army,  esta empresa denunció un tesoro e inició un pleito contra el Estado colombiano para el reconocimiento de sus derechos conforme al Código Civil  Colombiano,  que le otorga al denunciante el 50%.   El Estado colombiano se opuso, alegando que no es tesoro lo que hay en el Galeón, sino patrimonio cultural sumergido, que según nuestra Constitución y la ley, es  inalienable e inembargable, pues pertenece a todos los colombianos, es res commun.  La Corte Suprema de Justicia de Colombia señaló claramente que  si lo que se encuentra es un  tesoro, hay que repartirlo al 50% para la denunciante y el 50% para el Estado; pero si el hallazgo es patrimonio cultural sumergido, pertenece todo a la Nación.   Establece la sentencia los criterios para saber si es lo uno o lo otro, pero no se sabrá  hasta que se  recupere.   También pretendió la empresa demandante llegar a un arreglo, al que nos opusimos en su momento, pues quería que se le reconocieran sus derechos  así el galeón no se encontrara en las coordenadas que denunció.  Por supuesto que no lo aceptamos.   Entró la duda de si  las coordenadas denunciadas correspondían al sitio del naufragio.

 

Aparece ahora el anuncio del Gobierno de haber encontrado el Galeón: no sabemos con quien hizo la alianza privado-publica para su búsqueda;  tampoco si las coordenadas donde lo encuentran son las mismas que denuncia la SSA   y si son otras.    Lo único que sabemos es que  puede valer más la historia que encierra  la embarcación, que el mismo oro y ya la Corte Suprema dijo como  hay que liquidar lo que se encuentre.   Lo de la Nación,  no se puede  sino que exhibirlo.  Ni una morrocota para nadie, son del pueblo colombiano.