A medida que las deficiencias en transporte afectan el desarrollo económico, es cada vez más evidente que el país necesita un cambio estructural que promueva el transporte eficiente. Colombia depende en gran medida de los combustibles fósiles, especialmente del petróleo y sus derivados, para satisfacer su demanda de combustible. La mayor parte de los vehículos en el país utiliza gasolina, diésel (ACPM) y gas natural vehicular.
Aunque existen iniciativas para promover el uso de energías más limpias, como el gas natural y algunos proyectos piloto con vehículos eléctricos, la infraestructura para estos combustibles alternativos aún es limitada. Sin contar con que se ha frenado la explotación y exploración, sumado al riesgo de un déficit en el suministro de gas natural en Colombia.
De otro lado, el país importa tanto gas como combustibles derivados del petróleo para satisfacer la demanda interna, particularmente en los sectores de transporte e industria. Y, aunque Colombia es productor de petróleo y gas, la capacidad de refinación local no es suficiente, lo que obliga a recurrir a importaciones que en su mayoría provienen de Estados Unidos, uno de los principales proveedores de gasolina y diésel a nivel global.
“El gasto en importaciones de gas y combustibles varía anualmente según la fluctuación de precios internacionales y la demanda interna. Sin embargo, el gasto en la importación de combustibles refinados en Colombia podría estar entre los US$2.000 y US$3.000 millones anuales en gasolina, diésel y otros productos derivados del petróleo” señaló Mario Zamora, presidente de Mompos Oil Company y expresidente de la Sociedad de Ingenieros Petroleros.
Por otra parte, Colombia necesita avanzar en la transición de transportes más eficiente que no solo se limite a la inversión en infraestructura para optimizar el transporte de mercancías, sino también en implementar políticas públicas claras y efectivas que frenen el rezago. Además de aprovechar el sistema ferroviario, expandir la navegabilidad de los ríos y la mejora de las conexiones portuarias, creando un sistema multimodal integrado que no solo aliviaría la congestión en las carreteras, sino que también reduciría los costos de transporte, mejorando significativamente la eficiencia en toda la cadena logística.
“Los retrasos en la carga de mercancías y el aumento de los costos de transporte son barreras que impiden el crecimiento de sectores”, señaló Mario Zamora.