JAVIER A. BARRERA | El Nuevo Siglo
Sábado, 3 de Marzo de 2012

Encrucijada de las Farc

So pena de correr el riesgo de ser tildado de pesimista, no comparto el trance de entusiasmo histérico que desató el anuncio de las Farc por suspender el secuestro. Veo la decisión como un cambio radical en la posición de ese grupo armado, pero más que buenas intenciones, contradicciones en lo que pueda venir.
Abandonar el secuestro implica abandonar una de sus estrategias por medio de la que ellos convirtieron la desgracia personal de los civiles en una de sus fuentes de financiación más lucrativa. Bajo la sombra de su eterna mentira según la cual siempre han “respetado a la sociedad civil”.
Ese grupo armado ha llegado al extremo de cobrar por devolver un cadáver. Ellos, que defienden unos valores marxistas y leninistas, sin pudor alguno hacen gala de un capitalismo desaforado y son capaces de convertir un cadáver humano en mercancía de cambio.
¿Por qué hablo de capitalismo y secuestro? Sencillo: porque si limitan sus finanzas al narcotráfico, su estatus de “guerrilla” desaparecería bajo el rótulo de narcotraficantes. No quiere decir que hoy no lo sean, sin embargo, soportan sus finanzas en elementos distractores que les permitan disfrazar su lucha con “causas intelectuales”.
Por más que estén en contra del modelo económico imperante, deben valerse del mismo para poder financiarse y subsistir.
El siguiente problema que enfrentan las Farc es un rechazo general de la población colombiana. Por esta razón, el dinero que puedan obtener por medio de apoyo a su causa les puede resultar insignificante, así que la única forma disponible para obtener dinero puede ser el boleteo y la extorsión. Mecanismos que, sospecho, se harán más fuertes una vez el secuestro deje de existir.
Cómo si fuera poco, y a pesar del carácter de colegiado que sigue ese grupo armado, alias “Catatumbo” parece estar convirtiéndose en el contradictor de la manada y ha decidido montar una estrategia militar personal al margen de las decisiones del Secretariado.
De existir fracturas como esta en el interior de la organización, nada nos puede garantizar que la decisión de suspender el secuestro sea aceptada y rechazada de forma selectiva, más cuando cada comandante empiece a sentir el golpe económico en su bolsillo.
Sospecho que, al igual que sucedió con los grupos paramilitares, el negocio del narcotráfico sembró la semilla de la codicia y la independencia en diferentes frentes de las Farc, lo que podría llevar a que la desintegración de dicho grupo sea resultado de un proceso interno y no de una victoria ideológica.
El principal problema que enfrentan las Farc es lograr conciliar su “intención” de “respetar a la sociedad civil” sin afectar sus finanzas.
@barrera.javier