JAVIER A. BARRERA | El Nuevo Siglo
Sábado, 8 de Septiembre de 2012

Con el pie izquierdo

 

A pesar de considerar que el diálogo es un paso fundamental para lograr el fin de cualquier conflicto, sospecho que las Farc nuevamente inician estos acercamientos con el pie izquierdo, y si algo debemos hacer es bajar nuestras expectativas frente al resultado.

No puedo dejar de observar con escepticismo la postura cínica según la cual el grupo desconoce cualquier tipo de acusación sobre narcotráfico, secuestros y demás. Una ofensa directa contra una sociedad colombiana que nunca las ha reconocido como representantes de un ideal popular, y que sólo se ha relacionado con las Farc en la desgracia que de forma directa ese grupo ha impuesto a la gente del común.

Pretender comenzar una negociación desconociendo que ideológicamente tienen la misma validez de un billete de monopolio, es un error descomunal que corre el hacer que estos diálogos formen parte de la eterna lista de aproximaciones fallidas.

Como si esto fuera poco las Farc tienen el descaro de intentar incluir a alias “Simón Trinidad” en las negociaciones. Irrespetando no sólo el esfuerzo del Gobierno por acercarse a los diálogos, sino desconociendo que él se encuentra preso en EE.UU. pagando una condena por narcotráfico.

Incluir a “Trinidad” sería repetir el error del expresidente Uribe en su falsa negociación con los paramilitares, y abrir la puerta para que cualquier traqueto se disfrace de “guerrillero”. Si “Trinidad” está pagando condena en otro país es producto de unas condiciones específicas y de un momento de la historia específico.

Más que una postura cínica, esto se convierte en una burla al país, a la sociedad y a nuestras instituciones.

No se trata de imponer la voluntad de ese fantasma burgués que atormenta la vida de esos narco-guerrilleros que viven en el siglo XIX y desconocen las dinámicas sociales y económicas propias de esta era. Se trata de negociar partiendo de la realidad.

Mi opinión es que el Gobierno ha dado un gran paso al reconocer que las Farc son una variable que afecta nuestra realidad y trascienden los espejismos del terror que desvelan a Uribe, sencillamente existen y tener el coraje para intentar negociar con ellas es un paso relevante.

Sin embargo, las Farc parecen no haber entendido que Colombia vive una realidad sólida, y que su visión de mundo es un factor paralelo que no seduce a la sociedad nacional. Pretender ignorar esto y asumir que la negociación se debe dar en un mundo de ideales anacrónicos, ilegítimos y descontextualizados, es el peor error que puede cometer ese grupo de narco-guerrilleros.

@barrerajavier