Javier A. Barrera | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Marzo de 2013

El espejo de los Caínes

 

“No se puede restar valor a relatos históricos”

Una de las taras más absurdas que tenemos los colombianos es la constante necesidad por negar nuestra realidad y nuestra historia. Cualquier manifestación cultural que nos recuerde ese pasado relacionado con temas de violencia o narcotráfico es calificada como una irresponsable apología al delito.

Paralelo a ese proceso de negación de nuestra historia nos quejamos constantemente con una “falta de identidad nacional” y terminamos sumidos en una contradicción, un círculo vicioso en el que negamos todos los procesos sociales que nos han traído a nuestra realidad actual, y al tiempo nos quejamos porque no sabemos quiénes somos.

Cuestionar una serie como la de los 3 Caínes, argumentando que es una apología al delito, es el acto más hipócrita que podemos tener con nosotros mismos. De hecho, so pena de tocar temas en los que no soy experto, considero que la serie debería prestar menos atención a temas de “pasión” y más a temas de orden público.

Para poder calificar la serie como “apología” de algo, es necesario empezar por identificar qué es lo que se exalta, y en qué momento se hace una defensa, o alabanza, de acciones negativas.  De hecho, cualquier persona con algo de memoria podrá recordar que tanto los “Pepes” como las AUC contaron con una aprobación importante de la sociedad civil.

De ahí que cualquier queja por “apología” no es en realidad a la serie o sus personajes, sino a las autodefensas como realidad. Sospecho que lo “positivo” es algo que le asigna el ojo que ve y que, si quisiéramos ser honestos con nuestra realidad, la serie debería retratar la “apología” que la sociedad civil tuvo con personajes como Carlos Castaño o Salvatore Mancuso.

En mi opinión es absurdo pretender sancionar una serie de televisión, argumentando que convierte en negocio una tragedia nacional o que exalta los valores bélicos de nuestra realidad. Guardadas las proporciones, pretender cuestionar los relatos sobre el pasado trivializaría manifestaciones de arte como el popular Gurenica de Picasso.

Para comenzar nuestra sociedad no sólo ha convivido con valores bélicos sino que se ha formado y construido a partir de la influencia de estos. Al cuestionar la serie estamos cuestionando nuestra capacidad de reconocernos en el espejo de nuestra realidad.

Deberíamos aprovechar este tipo de manifestaciones para evaluarnos y entendernos, para buscar ahí las pistas de esas actitudes o situaciones que nos han traído a nuestra situación actual, y que han moldeado nuestros valores y nuestra forma de abordar el mundo.

Por el contrario, restarle valor a esos relatos históricos, aun cuando sean parte de un negocio televisivo, es trivializar nuestra historia. Aquellos interesados en sancionar esas manifestaciones históricas, son los mismos que se avergüenzan de su pasado o que, por el contrario, su rabo de paja los convierte en líderes inquisidores que sólo buscan cubrir también su responsabilidad.

@barrerajavier