Las cuentas eran claras, pero en esto del manejo de las matemáticas por conveniencia y maliciosamente utilizadas, surgen desastres que pueden costar mucho a gobernantes y gobernados.
Grandes adversidades, derrotas, torpezas y costos afloran cuando llueven los malos consejeros que solo persiguen propios intereses, olvidando a una población que quiere dar un paso definitivo que la lleve a una convivencia basada en el perdón.
Hemos experimentado durante meses una intermitente paz que aunque, no se quiera reconocer, nos ha regalado momentos de sosiego y reposo. Les duele mucho a los amigos de la guerra, de los asaltos, de las motosierras, de las violaciones de mujeres y niños, los desplazamientos, las extorsiones y demás plagas que hemos soportado durante más de medio siglo.
Todo venía marchando para afianzarla, pese a los zarpazos provenientes de sectores que vivían de la guerra y del desorden. El Presidente Duque en campaña y principios de su gobierno se mostró como un defensor de la paz. Y así actuó en muchas ocasiones. Pero en ese estrecho círculo del poder que tradicionalmente aísla a los gobernantes, penetran cada vez menos los ecos del clamor de un pueblo que quiere desterrar la guerra, el odio, la polarización y la muerte.
Los buenos propósitos de Duque fueron debilitados por un fiscal que se inventó ladinas tesis sobre la ley estatutaria de la JEP. Hizo aparecer a esta justicia como el túnel para que los narcos pudieran escapar a la anteriormente temida extradición. El teorema de Martínez Neira fue caballo de batalla de los más acérrimos uribistas. Duque preparó seis objeciones a la Ley Estatutaria de la Jep, que consideró “un punto de honor”. La Cámara las estudió y las negó. Pero en el Senado, un presidente con amañados argumentos, quiso torcer elementales normas legales, para engañar a la opinión pública. Como no hubo claridad, el caso quedó en manos de la Corte Constitucional, tribunal que con diafanidad y certeza, echó por tierra la pésima aplicación de las matemáticas por parte de Macías. Y para este no hay responsabilidad.
Por fortuna el presidente Duque, con profundo respeto por la democracia, sancionará la Ley Estatutaria y la JEP, saldrá como el ave fénix a dar el impulso que necesitan, la JEP y la paz. Pero el costo político ha sido grande para el Jefe de Estado.
Manipuladas polémicas y falsas noticias seguirán golpeando a la opinión pública. Pero la sensatez de la población que disfruta del avance de una paz que trata de abrirse paso hacia una Colombia nueva, despolarizada, sin odio, con ánimo de despejar el mal ambiente internacional que pende sobre esta patria que tantos amamos mientras otros quieren destruir. Duque debe ahora buscar un verdadero acuerdo nacional, que fortalezca lo que él afianzará con su firma.
BLANCO: Con gran éxito, se exhibe la nueva película colombiana #Qué Rico País. Vale la pena.
NEGRO: Increíble: Uribe critica a Duque y a Parques Nacionales, porque defienden el buen ecoturismo en el Parque Nacional Tayrona. ¿Buscará tugurizarlo?