Juan Álvaro Castellanos | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Noviembre de 2015

Eje social

Al abrirse el telón para nueva función administrativa en Bogotá, el escenario no solo está en desorden, sino también en visible deterioro y atraso. Es difícil que en 4 años, pueda superar su caos actual, en algo más del 50 por ciento. Los problemas afectan a toda la ciudadanía. Es absurdo afirmar qué clase social o estrato es el más golpeado, como dicen por ahí, defensores del trasnochado populismo.

Detrás de la agenda para encontrar soluciones consistentes y funcionales, en esta capital de 10 millones de habitantes, incluida buena  parte de la periferia cundinamarquesa, absorbida en la última década, afloran talanqueras muy grandes con desorden social, factor que  desembocó en inseguridad y delincuencia.

Se percibe que el alcalde Peñalosa, pese al conocimiento que tiene del Distrito, al ir a sitios densamente poblados como Ciudad Kennedy y Ciudad Bolívar, ha encontrado que el trabajo requerido tiene doble dimensión para ejecutarlo con equilibrio para todos. Una, la solución con obras de infraestructura, comenzando por las vías, y otra, atender necesidades económicas y sociales de los habitantes, muchos de ellos, inmigrantes y desplazados en pobreza extrema, una legión en crecimiento hace varios años y que espera refuerzo del Gobierno Nacional.

Ojala las alianzas público-privadas incluyan participación directa y proactiva  de empresas comunales, que pueden formarse en las localidades, con apoyo de gremios, Cámara de Comercio y Pro-Bogotá,  promotora de reciente creación para desarrollo, sin duda, la palanca apropiada para impulsar el                                   motor con energía.

No pueden quedar  fuera, fundaciones empresariales y de salud, para articular la plataforma en servicios básicos. Es inaplazable la recuperación de la franja oriental, en sus segmentos -norte y centro- que han crecido devastando reserva ambiental para hacer vivienda legal y de invasión.

Con participación ciudadana, organizada y planeada con apoyo de universidades, se emprendería  despeje de calles y avenidas, invadidas por ventas de artículos nacionales y de contrabando, negocio dominado en su mayoría por mafias, explotando a los desplazados.

La solución no es policial, sino socioeconómica. Puede incluir al SENA en el montaje y aprendizaje de estas empresas comunales, para  construcción, mantenimiento de vías, fachadas residenciales, manufacturas, confecciones y creación de escenarios para recreación y  cultura. Reduciría costos presupuestales para el Distrito, sin capos ni mafias, y con gente de cada sector trabajando.

Sería una alianza ciudadana, asesorada de gestores empresariales, para eficiencia y honesta generación de empleo, incluida Sumapaz, olvidada localidad agrícola. El eje social puede desatar parte del nudo para recuperar a Bogotá.   

juanalcas@yahoo.com