TLC, con seriedad
El reto en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos es cómo beneficiar a todo el país, con dirección y equilibrio, para que sea una de las palancas que desde la economía, active la agenda de prosperidad, como la denomina el Gobierno.
De lo contrario se abrirían canales para provocar monopolios, entre quienes tienen capital, experiencia y conocimiento del mercado, para hacer producción y comercio.
El propósito debe ser lograr el ingreso gradual de todos los sectores con garantías y seguros especializados para este nuevo comercio exterior.
Gobierno y sector privado se han desfasado en sus vaticinios, al sostener que en corto tiempo, se triplicarán las exportaciones que contabilizan 20 mil millones de dólares anuales a los mercados estadounidenses. Hay solo una aparente buena salud en importación y exportación.
No se pueden sembrar falsas expectativas, toda vez que ese mercado encontrará a jugadores de peso-pesado en el comercio internacional.
No se descartan contingencias, de distintos orígenes. Lo que significa prever y calcular el desarrollo político y económico de E.U. en los próximos años. Expertos sugieren un Fondo de Reservas, como medio de protección.
El TLC marcará ajustes en la relación comercial con otros países, tanto en inversión como en transacción de productos; esas naciones estarán pendientes del desarrollo del Tratado.
En el último año la exportación a E.U., es 70 por ciento, de petróleo y sus derivados, en tanto que café y flores, llegan a 10 por ciento.
Generadores de mano de obra, como manufacturas, plásticos, prendas de vestir y confecciones en general, alcanzan el 1.5 por ciento.
Según estas cifras oficiales, el segundo reto será el vigor para hacer la oferta comercial en los mercados que corresponden, con verificación de cuáles son las ciudades estadounidenses, donde están los potenciales compradores.
No puede crecer un árbol de ilusiones, esperando que en pocos meses se generen 500 mil empleos, como lo ha reiterado el Gobierno. Se requiere responsabilidad con verdad, para seguir el proceso del TLC.
El tercer reto, obras de infraestructura. Ha sido bien recibido el propósito de las más grandes empresas, que como lo han anunciado, están decididas a reubicar las principales plantas en zonas costeras del Atlántico y el Pacífico, los puntos clave.
La coordinación del TLC será observatorio económico, para seguir la ruta en producción, empleo y comercio; un sistema oportuno para medir en valores reales, beneficios y obstáculos, a grandes, medianos y pequeños empresarios.
Son razones suficientes para TLC con seriedad, sin exagerar pronósticos, porque se va a iniciar, el episodio más importante en la historia económica del país.