JUAN CAMILO RESTREPO | El Nuevo Siglo
Viernes, 30 de Agosto de 2013

El nuevo Vietnam

Han pasado casi cuarenta años desde que terminó la guerra del Vietnam. La dimensión sicológica y política que la derrota en aquella guerra dejó al orgullo americano es apenas comparable a las lecciones que deja este admirable país para quien lo visita, como tuve oportunidad de hacerlo recientemente.

Lo primero, una constatación política: a diferencia de lo que acontece en su vecino Camboya, donde hay pluralismo político y un activo partido de oposición, en el Vietnam se sigue a pie juntillas el modelo chino: partido único riguroso y excluyente de cualquier otra forma de  participación política, pero amplia y cada vez más exitosa libertad económica.

Los datos de la economía vietnamita son realmente impresionantes:

Es el segundo exportador mundial de arroz; y sin embargo el peso de sus exportaciones agrícolas dentro del conjunto de su balanza comercial no es más del 2%. O sea, da la impresión de que el Vietnam está tomando el relevo de muchas exportaciones que la China está dejando (calzado, confecciones) para pasarse a sectores más sofisticados, y que el Vietnam, con gran eficiencia está aprovechando el momento en los mercados internacionales. Sus exportaciones crecieron 20% el año pasado.

En relación con su PIB, es el segundo receptor de inversión extranjera directa dentro del Asean, después de Singapur. Es un país de población joven, consecuencia de la guerra: el 60% de la población joven de menos de 35 años. Por ejemplo, mientras una finca cafetera se maneja en promedio en Colombia por personas con más de 50 años, en el Vietnam se maneja por personas que en promedio están por  los 30 años. La urbanización del Vietnam crece también a marchas aceleradas.

Lo que está aconteciendo en producción de café en Vietnam es también interesante observarlo. Según datos de Vicofa (la organización gremial del café en Vietnam) la producción este año se acercará a los 30 millones de sacos -de lejos el segundo productor mundial de café-, que ya comienza a pisarle los talones al Brasil, y que por supuesto hace rato nos dejó rezagados a nosotros; pero esto no significa que la caficultura vietnamita no esté exenta de graves dificultades actualmente: los precios internacionales se han derrumbado en el último año para los robustas vietnamitas hasta el punto de que cerca de 56 casas exportadoras están al borde de la quiebra, y andan en negociaciones con los bancos financiadores para buscar alguna fórmula que les permita no ir a la bancarrota.  La caída en los precios del café, y en general  la recesión internacional, ha resentido  el ritmo de crecimiento de la economía del Vietnam que este año, se espera, no superará el 5%.

Un pequeño país, con una cuarta parte de la extensión territorial de Colombia; con cerca del doble de nuestra población; con el increíble orgullo de haber derrotado en su historia tres imperios: el Chino, el Francés y el Americano; y con una apuesta que hasta el momento da la impresión de que  le está funcionando: poca libertad política; pero mucha libertad económica.

La pregunta que le queda  rondando en la cabeza al visitante es la misma que plantea la China: ¿hasta cuándo funcionará la fórmula? ¿Puede haber crecimiento económico indefinido sin pluralismo político?