Juan Daniel Jaramillo | El Nuevo Siglo
Lunes, 4 de Abril de 2016

¿En qué mundo viven?

 

“La reiteración de falsedades no ayudará a Colombia”

 

DOS  semanas después de los dos fallos se pensaría, en uso de la famosa suspensión temporal de la incredulidad aconsejada por el escritor inglés Samuel Taylor Coleridge, que el Gobierno ya habría adelantado un ejercicio preliminar de auto-crítica. No ha sido así y todo indica que no será en ningún momento de esta forma. Una columna de Néstor Osorio Londoño, embajador en el Reino Unido, publicada ayer en El Tiempo, además de ser un vademécum de lugares comunes, repite dos falsedades: primera, que no somos parte de Convemar y por lo tanto no nos puede ser aplicada. Segunda, supone que la Comisión de Límites de la ONU emite conceptos obligatorios.

¿Vivirá en Londres el embajador Osorio? ¿O será en Italia? Lo que es claro es que ni lee ni escucha los medios del país donde está acreditado como The Financial Times y la BBC. Pero lo más grave es que no se toma el trabajo de leer los comunicados del 10 Downing Street, donde vive y decide el primer ministro David Cameron. Le aconsejo suscribirse. Es fácil. Basta llenar un formato en línea y vivirá al tanto de cuanto allí ocurre. Es imperativo que lo haga.

En la semana que terminó Argentina celebró una decisión de la Comisión de Límites de Plataforma Continental que recomienda ampliar el margen extendido de Argentina hasta las Islas Malvinas. Son cerca de 1.700.000 km2. Lo que debemos celebrar con la debida moderación sus hermanos latinoamericanos. Porque como lo dijo el comunicado de Cameron: “Es importante hacer notar que se trata de un comité que hace recomendaciones no obligatorias”. Punto. No acepta la decisión.

En este momento de la historia del derecho del mar, ni la canciller Holguín, ni los agentes Arrieta y Cepeda ni el embajador Osorio se han enterado que la Comisión de Límites no es una instancia dentro de los conflictos de derecho del mar. Expide recomendaciones no vinculantes y por esta razón un Estado no satisfecho puede instituir procedimiento ante la CIJ o el Tribunal Internacional del Mar de la ONU (Hamburgo). Esto fue lo que hizo Nicaragua y así lo saben los 15 jueces de la CIJ.

El fallo de noviembre 19 de 2012, con inconsistencias internas y pretermisión de su misma jurisprudencia, arrebató a Colombia porciones marítimas. Y dejó en claro la existencia de jueces con claro sesgo pro Nicaragua, resultado de la acción discreta y eficaz de cerca de treinta años de un diplomático hábil, informado e inteligente llamado Carlos Argüello Gómez, agente nicaragüense.

Obligación de Colombia fue el retiro ipso facto del Tratado Interamericano de Solución Pacífica de Controversias (1948) mediante declaración unilateral que invocara la oposición persistente de nuestro país a Convemar, cuya obligatoriedad solo podría ser salvaguardada con expediente legal de esta naturaleza como ha sido reconocido por la CIJ e ITLOS (Hamburgo) y varios otros tribunales internacionales. No se hizo.

Pero, así no fuese reconocido nuestro acogimiento a la figura de oposición persistente, Colombia salía de inmediato de una jurisdicción no confiable y se enervaba la presentación de dos nuevas demandas. El error histórico -que pesará en las décadas por venir- fue seguir plegados a la competencia de la CIJ. E ir a preguntarle, después de que el propio Santos calificó el fallo de ilegal e inaplicable, como se lo recomendamos, si era competente.

Aquí están las consecuencias gravísimas, culpa directa de Holguín, Arrieta y Cepeda, quienes ahora buscan vender al país  y al Presidente de la República las ideas falsas de que Convemar no es obligatoria porque no la hemos firmado. ¡Ignorancia y mala fe! Fallos negativos eran previsibles con certeza desde noviembre de 2012. Pese a ello, Holguín y sus auxiliares nos han conducido al borde del abismo.

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Sobre el tema invito a leer extensa entrevista en semana.com  disponible esta noche.