JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 5 de Octubre de 2014

La retahíla de siempre

 

No podemos desconocer que el país ha venido cambiando en los últimos años. No podemos desconocer que nos sentimos más orgullosos de ser colombianos que por allá en la mitad de la década de los noventas, que tenemos un país que ya el mundo mira con interés, que al menos dejamos el papel de cenicientas al que todos miraban con lástima y apenas éramos sujetos de la llamada caridad cristiana.

Pero la retahíla de creernos mejores hoy frente a lo que éramos como país hace veinte o treinta años no puede desconocer que parece que aún necesitásemos que llegase alguien a regañarnos como a niños pequeñitos.

El principal ejemplo, pero evidentemente no único, es nuestra industria. Después de años anunciando la apertura económica muchos empresarios se quebraron porque nunca estuvieron preparados. Después de años buscando la firma de tratados internacionales muchos empresarios se quebraron porque no se prepararon. Después de ver el crecimiento de la gigante China como productor y de tener claro que no podríamos competir con su sistema laboral muchos empresarios se quebraron porque nunca estuvieron preparados. Siempre la misma historia.

Y hoy la industria vuelve a pedir al Gobierno, como hace treinta o veinte o diez años que la defienda, porque estamos mal, porque vamos a perder, porque el tiempo nunca ha sido suficiente para nada, ni para aprender de los errores. Y traemos a los grandes gurús a que nos hablen de cómo hacerlo y todos nos rompemos las vestiduras cuando hablamos de innovación, de los cambios, de los nuevos retos del mercado. Pero seguimos igual, mirándonos el ombligo, estrellando el mismo meñique con la misma esquina de la cama.

Por eso creo que es fundamental dejar de quejarnos y empezar a proyectarnos como una economía importante, aun cuando nos falten varios años para lograrlo. En el país hay industrias que han roto fronteras en todos los continentes, que se destacan en sus sectores a escala mundial, que pueden hoy decir que son multinacionales de origen colombiano. Pero muchísimas siguen ahí, mirando cómo llegan las de afuera a quedarse con los consumidores de siempre, con los que eran nuestros, los que nosotros dejamos ir.

Ya de nada sirve en pleno siglo XXI seguir llorando sin haber aprendido de los errores. Es la hora de decidir en qué queremos competir y cómo vamos a hacerlo para diferenciarnos, porque si lo que tenemos que salvar es a una industria que no es capaz sino de copiar y pegar, seguiremos caminando como borrachos y quejándonos por los golpes.

@juandbecerra