JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 18 de Noviembre de 2012

Misterios

 

De  repente el país terminó dándose cuenta de que el gobierno de Uribe ya no es tan perfecto como nos lo habían querido pintar. Ya es claro que por lo menos uno de sus ministros es un incompetente y burócrata, y lo supimos por la boca misma del expresidente, como en un acto tácito de reconocimiento.

La política de seguridad democrática que tanto ha sido defendida en el país estuvo liderada por un hombre inútil y nos vendieron una idea diferente. Ahora bien, si Silva no hubiese publicado su columna contra Uribe, ¿alguna vez nos hubiésemos enterado de las “características” de aquel que por sus logros después terminase en la embajada de Estados Unidos?

La disputa entre ambos terminó siendo abierta por una simple opinión, que parecía más bien una defensa del actual Presidente que un artículo demasiado elaborado por parte de un analista, a pesar de resumir el sentimiento de muchos colombianos. Sin embargo, la respuesta pareció exagerada, ataques personales para aquel que fuese coequipero y alfil del gobierno demasiado agresivos; causando que el debate cayera en altura y elegancia, hasta terminar en amenazas de procesos judiciales. ¿El perjudicado? Uribe que le dio trascendencia innecesaria. ¿El resultado? Una simple pelea de bar en medios nacionales.

El misterio ronda ahora en torno del año que Silva lideró la cartera de Defensa del país, aquella que dio frutos suficientes a Juan Manuel Santos para alcanzar la Presidencia.

Uribe asegura con firmeza que el ministro fue un burócrata inútil, pero lo mantuvo en el cargo por 12 meses completos. ¿Eso puede traducirse en que el Ministerio se convirtió en un fortín burocrático en ese lapso o que el Ministerio no funcionó durante 12 meses o que Uribe pasó por alto otra actuación de uno de sus compañeros de gobierno? Algo no cuadra, no suena para lograr entender el panorama. Si así fuese Uribe debería estar siendo investigado por permitir que el ministro utilizase su cargo en beneficio personal, o por lo menos por mantenerlo durante doce meses.

El problema de la discusión es el sabor amargo de saber que Uribe conocía ese tipo de actuaciones sobre su ministro y sólo aparecen como respuesta a una columna de opinión. Si así fuese, lo que podría suceder con otros ministros podría tumbar la imagen intocable del expresidente, o peor aún, que existe un pacto de silencio para que nadie diga nada y no generar más problemas. ¿Qué podría ser más grave para el país?

@juandbecerra