Un verdadero problema
Como ciudadano promedio, lo único que puedo decir del Instituto de Desarrollo Urbano -IDU- es que es el organismo más inverosímil que puede existir en la estructura del Distrito Capital. Todas las semanas sale una noticia publicada en todos los medios nacionales donde se informa que el Instituto de Desarrollo Urbano cometió un error en el trazado de una vía, que los estudios para permitir el desarrollo de un puente no quedaron como debían ser o simplemente, como esta semana, que va a abrirse una vía que no ha sido terminada, pero que ellos aseguran que así es. Mejor dicho, el IDU parece ser el menos técnico de todos los organismos del Distrito.
Nadie puede afirmar que en verdad sean tantos los errores cometidos, pero es claro que hay serios problemas en la comunicación del Instituto. Además, no parece que existiese algún tipo de racionalidad desde sus directivas, pues teniendo todos los ojos de los medios de comunicación sobre ellos luego de los últimos escándalos, siguen permitiendo la papaya perfecta para seguir acabando con la poca imagen que le queda.
Y aunque es evidente que no hay demasiado interés en lograr que el IDU sea el estandarte del futuro en infraestructura del Distrito, por lo menos debería intentar tener una imagen alguito mejor que la que tiene. Si la credibilidad es inexistente dentro del organismo central, en cuanto se abra de nuevo la contratación desde las JAL quedaremos en el peor limbo que hemos vivido.
Por eso en este momento, y quizá con la mayor urgencia que hemos podido llegar a tener, es indispensable que los candidatos tomen posturas serias al respecto, pues más allá de lo que quieran llegar a construir en su posible alcaldía, la institucionalidad está en crisis y hay que rescatarla.
De repente no hace falta más que un cambio en la dirección. De repente apenas una campaña institucional para que el IDU resuma un sí mismo el proceso de planeación de la ciudad. O quizá simplemente buscar acabar con el Instituto y empezar de ceros para crear un nuevo principio para el futuro urbanístico de la ciudad. Cualquiera que sea el camino elegido por los candidatos, y después con los votos de los ciudadanos, es indispensable que se tomen medidas urgentes para no seguir en el hueco en el que estamos.El último vagón: no importa quién sea la elección. No importa siquiera si la elección es la abstención, como puede llegar a serlo. Sólo la conciencia de lo que se hace, al menos para que después del próximo domingo podamos quejarnos cuando las cosas no vayan tan bien.