JUAN FELIPE REYES | El Nuevo Siglo
Miércoles, 30 de Julio de 2014

El funcionario público

 

Desde el Cuestor en la antigua Roma el funcionario público viene cumpliendo una labor que va más allá de su propia persona. Funciones que hacen que se despoje de su ropaje personal para vestirse con el de la institución y la función pública que representa. Se trata de un servicio civil que debe ser respetado  como si se tratara de todos nuestros himnos, escudos y banderas de nuestra patria. Deberíamos dirigirnos a todos a quienes sirven desde el Estado con la misma altura y respeto que si lo hiciéramos a nuestros símbolos. Pues no representan sino nuestras instituciones. Nuestro país.

A raíz del irrespetuoso e indigno trato que le dio hace unas semanas una periodista al director general de la Aerocivil es claro que se olvidó lo básico. Por ejemplo, qué significa la palabra respeto. Cuya acepción más general vale la pena recordar: “Sentimiento hacia una persona o cosa que lleva a actuar con cuidado de no ofenderla, dañarla, desobedecerla”.

Pero más allá del despliegue mediático que se le dio al tema, la generalidad debería ser que tratar irrespetuosamente a un funcionario público generara sanciones para quien lo hiciera. Pero parece que no es así. Excepcionalmente, la nueva ley migratoria prevé que el extranjero que se dirija irrespetuosamente contra un funcionario de migración en razón de sus funciones puede ser inadmitido en Colombia. ¡Maravilloso!

El legislador debería tipificar la conducta de dirigirse y tratar irrespetuosamente a cualquier funcionario público y establecer una sanción para quienes incurran en  tales hechos. Además, todos deberíamos ser sujetos disciplinables puesto que todos interactuamos con el Estado. No puede ser que resulten ajenos al Código Disciplinario Único todas las conductas irrespetuosas hacia los funcionarios públicos.

Hoy nadie quiere ocupar puestos altos en el Estado. Tras de que lleva consigo el alto riesgo de ser investigado por cualquier motivo, además se exponen a que los insulten e irrespeten. Eso no puede ser. Nos vamos a perder de personas que realmente pueden cambiar los paradigmas que envuelven el sector público.

Y, todavía nos preguntamos ¿por qué en Colombia no se respeta la ley, no se respeta el policía, no se respeta nada? En cambio afirmamos siempre  que en E.E.UU. o cualquier país del primer mundo el respeto por la autoridad es fundamental y admirable. Ahí esta la respuesta. Ese es el primer paso para construir instituciones, país y paz.

@ReyesJuanfelipe