“Trump ha sido superior a su propio partido”
En este momento, debe haber mucha gente traumatizada por lo que hace poco sucedió en Orlando.
Los primeros, George Soros y sus secuaces, que no pueden asimilar que Donald Trump gobierne 4 años más y que luego lo reproduzca Mike Pence.
Luego, Nicolás Maduro, sus colectivos y milicianos, quienes llegaron a pensar que el asedio a la tiranía iba a ser flor de un día y que Bolsonaro no iba a llegar nunca al poder, ni Trump podría ser reelegido.
Y por último, la cúpula del gobierno Duque, que siempre soñó con tener a la Casa Blanca como aliada umbilical y ahora reza al cielo (¡muy dolorosamente!) para no verse descertificada y, por ende, emocionalmente ligada a los dos grupos mencionados antes.
Para decirlo de otro modo, hay varios indicadores que permiten evaluar si un presidente puede ser reelegido en una democracia compleja y si hay razón, o no, para que los insomnes deban someterse a un polisomnograma.
1- La diferencia cualitativa entre la primera campaña y la segunda. Hace tres años, muchos soltaron una carcajada al enterarse de que Trump se lanzaría. Muchos analistas y profesores apostaron el bigote. Muchos lo perdieron.
2- Las dimensiones del adversario. Si Hillary Clinton no pudo derrotar a Trump, ni siquiera contando con más votos, ¿podrán lograrlo Sanders, Biden, o cualquiera de los ¡22! precandidatos demócratas restantes? De los 24 no se hace uno.
3- El nivel de respaldo intrapartidista. En el 2016, Trump vapuleó a sus rivales republicanos.
¿En realidad, Soros cree que hoy podrá encontrar a algún republicano, aunque sea solo uno, que acepte sus denarios para enfrentarse a Trump?
Curiosamente, ya quedó demostrado que Trump ha sido el único candidato superior a su propio partido. De hecho, la maquinaria republicana ya no existe. Hoy, esa maquinaria tiene nombre propio.
4- Los resultados obtenidos. A pesar de la persecución del New York Times y de todas las marionetas que secundan al izquierdismo burgués, Trump ha generado un verdadero movimiento dotado de una narrativa basada en evidencias sobre empleo, crecimiento, reindustrialización, infraestructuras y líneas rojas frente a los antagonistas globales. Y,
5- La inspiración. Mientras de sus 24 adversarios la gente solo recuerda el apellido de dos o tres, Trump se da el lujo de jugar con sus eslogans con todo garbo y holgura.
Para millones de estadounidenses, está ya no será la campaña ‘Maga’ (Maque America Great Again). Ahora, simplemente, será la campaña ‘Kag’: Keep America Great. Más que suficiente.