Colombia es reconocida como el país con la mayor biodiversidad por kilómetro cuadrado del mundo y cuenta además con todos los pisos térmicos, pero, paradójicamente, según las Naciones Unidas, se cuenta entre los veinte países con mayor vulnerabilidad frente al cambio climático.
Colombia, según el más reciente reporte cartográfico del Instituto Von Humboldt, posee 37 complejos de páramos, 50% de los páramos del planeta, todos ellos, a excepción de los de la Sierra Nevada de Santa Marta, ubicados en la cadena montañosa de la cordillera de los Andes. Colombia dispone, además, de 59 parques naturales terrestres y marinos, los cuales abarcan el 11.2% del área continental y el 15% del área marina.
Existe una gran imbricación entre los bosques y el agua, de la cual se sirven para refrescarse a sí mismos y a su entorno, liberando humedad a la atmósfera, la que luego retorna con las lluvias. Un grupo de 50 expertos, liderados por la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal, llegó a la conclusión que entre la evaporación del agua y la transpiración de las plantas en la superficie terrestre contribuyen en un 63% a las precipitaciones. Esto es lo que se conoce como el ciclo hidrológico. Y de contera, la vegetación contribuye a la conservación, reproducción y desarrollo sostenible de todas las especies que habitan el globo terráqueo, incluido el ser humano.
Pero la deforestación galopante es la peor amenaza que se cierne sobre esa gran biodiversidad, especialmente en la zona amazónica. El caso más patético es el del Parque Nacional Natural Serranía Chiribiquete, el cual junto con la Sierra de Nuquén y la Serranía de la Macarena son los sistemas montañosos más importantes de la Amazonia. El mismo fue incluido por la Unesco, en 2018, en la Lista de sitios Patrimonio Mundial de la Humanidad, siendo catalogado como el único sitio mixto cultural y natural de Colombia, destacándose por sus características geológicas y por el asentamiento de comunidades aborígenes, así como especies endémicas.
Pues bien, como la mayor deforestación se viene dando en la Amazonia, se está poniendo en entredicho no sólo su integridad sino la conectividad ecológica regional, así como la conexión natural entre este parque y las áreas protegidas que lo circundan. Al ecocidio provocado por la deforestación se viene a sumar la amenaza de un etnocidio, toda vez que está poniéndose en grave riesgo la supervivencia de los pueblos indígenas asentadas allí en aislamiento voluntario. Se teme que corran la misma suerte que la flora y la fauna.
Y es justamente en la Amazonia en donde, de acuerdo con World Resources Institute, se capturan 140 toneladas de carbono por hectárea, la mayor densidad en el mundo de carbono almacenado como biomasa. Por ello es considerado el pulmón del mundo. Pues bien, según el IDEAM, allí se concentra el 75% de la deforestación en Colombia. Con ello se está poniendo en riesgo la conexión y la conectividad entre la Amazonia y los Andes.