El festivo pudo haber sido mucho más agradable y apacible, pero los relinchos, graznidos, ladridos, rebuznos, roznas, aleteos e interrupciones de espontáneos, pudieron llevar al fracaso la reunión de la Comisión de la Verdad.
Parecía imposible hacer comparecer a un tozudo personaje al estrado que busca terminar con la guerra en Colombia, pero el rumbo que han tomado las investigaciones, descubre actuaciones de quienes desempeñaron posiciones muy importantes durante el conflicto.
Casi todos los expresidentes y muchos de los actuantes de un lado y del otro, han acudido a la Comisión de la Verdad, que con magistral equilibrio, ha conducido el padre De Roux.
Solo faltaba el expresidente Álvaro Uribe. Él, desde un principio ha desconocido el proceso de paz, la Comisión de la Verdad y todo lo que tenga que ver con este proceso. Hechos que han aflorado, como los falsos positivos, los falsos testigos, los paramilitares y tantas cosas más, lo obligaron a acudir, muy a “regañadientes”. Inicialmente impuso más condiciones que un contrato leonino, pero al final aceptó, no sin antes enviar una especie de “memorial de agravios”.
La apacible reunión empezó en santa paz, aunque en ciertos momentos hubo tropiezos, ante la asistencia de algunos comisionados, presencia que sorteó con sabiduría el padre De Roux.
El exjefe de Estado se refirió a su “seguridad democrática”, que casi califica como la salvadora de la patria y de los colombianos. Más adelante reconoció los “falsos positivos”, que casi desconoció, pero que al final atribuyó a engaños por parte de algunos soldados y otros miembros del ejército.
Muchos de los presentes, y los ausentes que seguían el desarrollo de la reunión por internet, se preguntaban -en profundo silencio- ¿“quién podría haber osado mentir, engañar, ilusionar, equivocar, o hacer creer que algo falso era verdadero, al hombre que todo lo sabía”?
Cuando se pasó al escabroso, áspero y duro tema de la paz, hubo momentos difíciles. Salió a relucir aquello del sí y el no, de la forma dictatorial como se aplicó el Acuerdo de Paz de La Habana, más no de la salida a votar “verracos”.
Tampoco se dijo mucho sobre la falta de implementación del acuerdo. Muchas cosas se escaparon mientras otras afloraron, como la necesidad de drásticas sanciones para las Farc, y benévolas a los paras y demás delincuentes de la guerra, para concluir en la propuesta del siglo: amnistía general. Es decir para generales, políticos, delincuentes, etc. Es decir: “borrón y cuenta nueva”.
Cesaron luego los murmullos, ruidos y toces. En medio de sepulcral silencio, solo el espíritu irritado de Tomás, “colado en la reunión”, manifestó su descontento.
Otros, solo pensaron: ¿dónde quedará, entonces la tal paz “con legalidad”, de Duque?
Los días están por venir y la propuesta de Uribe por debatir, porque hay mucho que limpiar.
BLANCO: Bueno el crecimiento del segundo trimestre. ¿Activación?
NEGRO: ¡Decime Oscar… Oscar a secas! Orden del candidato Uribista a sus seguidores.