EN los últimos días ha estado alborotado el cotarro político por cuenta de la controversia que se ha suscitado a raíz de la presentación al Congreso de la República de un proyecto de acto legislativo que propone unificar los períodos del Presidente de la República con el de los congresistas, los gobernadores, los alcaldes. Pero ese es sólo el señuelo, porque el objetivo de fondo no es otro distinto que el de la ampliación de los periodos a los actuales mandatarios seccionales.
Las razones que se aducen y sustentan para esta propuesta son varias, las que se podrían sintetizar en la “mejoraría la coordinación y articulación en la planeación económica entre las entidades territoriales y el Gobierno Nacional”. Pero para lograr dicho cometido, no se requiere extenderle el período para el que fueron elegidos los gobernadores y alcaldes. La razón de ser de la Ley de garantías, por ejemplo, fue el cambio del “articulito” que permitió la reelección presidencial inmediata. Luego que la Corte Constitucional restableciera la prohibición de la reelección presidencial lo que procede es su derogatoria, sin necesidad de seguir manoseando la Constitución Política.
En cuanto al necesario acoplamiento de los planes de desarrollo y de inversión de las entidades territoriales con los del gobierno Nacional, lo que hace falta es un nuevo arreglo institucional que permita no solo la articulación y la coherencia entre los distintos planes, para lo cual está llamado a cumplir un papel de la mayor importancia el Consejo Nacional de Planeación, del cual hacen parte los departamentos, los municipios y los distritos. Lo que hace falta, entonces, es que la Ley se cumpla.
Más que a la unificación de los períodos a lo que se le teme es a las consecuencias que se seguirían al amarrar las elecciones del orden nacional con las territoriales. Como bien lo dice el jurista, catedrático y ex constituyente Gustavo Zafra, “se separaron las elecciones para fortalecer a las autoridades locales y que no fuera un premio seco de las elecciones presidenciales”, que sería el premio mayor.
Es mejor que, como lo dijo el ex ministro de Estado Alfonso Gómez Méndez, “dejen los santos quietos”, pues con esta iniciativa no se ha hecho más que abrir la caja de Pandora. Ya salió a decir el ex presidente y hoy Senador de la República Álvaro Uribe que es “mejor reelección inmediata de alcaldes y gobernadores que prórroga de períodos”. Por su parte el Presidente del Senado de la República Ernesto Macías, tratando de pescar en río revuelto twitteó “períodos de gobierno en Colombia de cinco años. Y, para unificarlos, correr elecciones presidenciales un año”. Afortunadamente tanto el Presidente Duque como la Vicepresidenta Martha Lucía Ramírez “cualquier alteración en los períodos de gobiernos actuales (¡sic!), lesionan la institucionalidad y desconocen los términos del mandato democrático”. Como quien dice, ¡afana más el velón que los dueños de la olla!
*Miembro de Número de la ACCE