“Ojalá pase la noche oscura de la politiquería”
Por María Andrea Nieto Romero
Es un grupo de personas que cree que tiene derecho a contratos con el Estado solo porque son amigos de un político. O desde la perspectiva contraria, un político que cree que tiene derecho a repartir el presupuesto de las entidades estatales contratando personas para que engrosen la lista de sus “copartidarios”. Mejor dicho es una repartidera de puestos a cambio de votos.
En la posesión del nuevo Congreso, el senador y ex Presidente Álvaro Uribe emitió varios trinos, resumiendo el incremento en la nómina de distintas entidades como Colciencias, Ministerio de Educación, la Presidencia de la República entre otras. Por supuesto pensé en el Sena y que ese (la exageración de contratos) fue otro de los esperpentos que encontré cuando trabajé como Directora General. Y solo para ilustrar en la medida en que muchas veces se oye la expresión “clientelismo” o “clientela” es que hago referencia a hechos reales y que todavía persisten.
Recuerdo la famosa foto publicada por el periodista Julio Sánchez Cristo en la que se preguntaba cómo había hecho Alfonso Prada para llevarse a más de 20 personas de la nómina del Sena a Palacio de Nariño. Hecho que fue real y aún más dramático, porque muchos de los de la foto habían tenido la precaución de dejar a una esposa/o ex esposa, primo y familiares contratados en el Sena. Ante las denuncias me llegó un chat de uno de esos funcionarios quien escribió: “no sabes el daño que le has hecho a mi familia” (chat entregado a la Fiscalía). Pues bien, el Sena aumentó de 392 contratos de prestación de servicios (C.P.S) en el 2010 a 985 en enero de 2017 solo en Dirección General (en Bogotá) y la contratación a nivel nacional para el mismo periodo pasó de 22.759 a 36.725 C.P.S .
Sin embargo el periodo de mayor aumento coincide con la administración de Alfonso Prada, como puede verse en el gráfico que anexo a la publicación virtual, pasó de 28.753 a 36.725, es decir 7.972 más. Es obvio que esos contratos tienen nombre, apellido y algo más que desafortunadamente aprendí: un mapa político. Por obvias razones a mí nunca me dejaron acceder a él, pero se podría suponer que el Sena y el resto de las entidades del gobierno estaban repartidas políticamente, con la diferencia que en el Sena yo me escandalicé y di a conocer estas barbaridades. ¿Será que en el resto de entidades podría haber primado la ley del silencio? Vaya uno a saber.
El incremento del gasto público en clientelas ineficientes, inoperantes y en últimas las famosas “corbatas” ha quedado en evidencia y es vergonzoso que la nómina estatal se hubiera llenado de “amigos de” en lugar de técnicos y expertos para diseñar e implementar políticas públicas. ¿Será que el atraso en políticas como la de la innovación y la ciencia tienen que ver con una burocracia sin capacidades? El nuevo gobierno debe revisar muy bien el recurso humano que le entregan contratado hasta el 31 de Diciembre (les rasparon la olla hasta el final), no creerse el cuento que se necesita ese reguero de gente y hacer una reingeniería para eliminar esas clientelas.
El carácter técnico de los nombramientos hasta ahora del Presidente Iván Duque es evidente y no se le puede achacar la inercia e ineficiencia de las clientelas que recibe y que pueden durar al menos seis meses más. Esperemos, pues, que la oscura noche de la politiquería deje de pasar de agache, y que haya llegado a su fin.