Fue la violencia de todo género la que sirvió de catalizador del desplazamiento forzado de más de 6.9 millones de personas, que convirtieron a Colombia, según Acnur, en el primer país en el mundo afectado por este flagelo, por encima de Siria e Irak. Esta es una verdadera tragedia humanitaria, que vino a acentuar la enorme brecha entre el campo y la ciudad, que se puede sintetizar en el enorme contraste de los indicadores tanto en NBI como el de pobreza e indigencia. Mientras las NBI en los cascos urbanos es del 19.66% en el campo es de 53.51% y en cuanto a la pobreza, al tiempo que en los cascos urbanos es de 25.6% en el campo es de 41.6% y, para colmo de males, la indigencia en el campo registra un vergonzoso 18.2% vs 5.4% en los cascos urbanos.
Según el profesor Absalón Machado, “Colombia es más rural de lo que se cree” y no es para menos, dado que más de 12 millones de nuestros compatriotas dependen directa o indirectamente del campo colombiano. Además, bueno es aclarar que la Colombia rural no se reduce a la agricultura y a la agricultura, no puede ignorarse el hecho de que la actividad extractiva también tiene lugar fundamentalmente en las zonas rurales del país. Es más, como lo sostiene Machado, “Colombia cuenta con más hectáreas en minería que en producción de alimentos”.
La agricultura, la ganadería, la caza, la silvicultura y la pesca sumadas representan sólo el 6.11%, entre tanto minas y canteras representan el 7.32% y tradicionalmente el PIB de este último sector ha crecido por encima del de aquel. Huelga decir que a falta de un ordenamiento del territorio en Colombia se presenta en el campo un conflicto de usos y de ocupación del mismo por estos sectores, amén de los recurrentes conflictos ambientales.
Tanto en el primero como en el cuarto puntos del Acuerdo Final con las Farc se contempla una política de desarrollo agrario integral y la solución al problema de las drogas ilícitas, las cuales están tan imbricadas en la vida real. Entre las tareas a cumplir para honrar los compromisos adquiridos, ahora que se está en la implementación de los mismos, están la tenencia de la tierra, su restitución a quienes fueron despojadas de ella y el acceso a la misma. Y ello pasa por el saneamiento de títulos, para lo cual será fundamental el catastro multipropósito acordado, el cual de paso dará la certeza y la seguridad jurídicas, tan importantes para tener asequibilidad al crédito y poder ser objeto de los programas gubernamentales de asistencia y ayuda al campesinado. Ello beneficiará al 64% de las posesiones, que no cuentan con escrituras. Así mismo se tendrá que adelantar con agilidad la reparación integral de las víctimas del conflicto armado, empezando por la restitución de tierras y el acceso a las mismas.
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*Director ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos