La crisis económica global, que se ha visto exacerbada por la pandemia del Covid-19 y las medidas que se han tomado para su contención, han obligado a los gobiernos a disponer acciones tendientes a evitar su agravamiento, evitando que muchas empresas pasen de la iliquidez a la insolvencia y de esta a la quiebra, aprisionadas por un choque del lado de la oferta y del lado de la demanda tanto en la economía doméstica como en la economía internacional.
De allí que las proyecciones sobre el crecimiento del PIB que antes le apostaban al repunte, después de un largo letargo, acentuado por la guerra comercial que desató el Presidente de EE.UU., Donald Trump, ahora todas las proyecciones para este año están en terreno negativo.
Y no es para menos, después de semejante frenazo de la actividad económica. Según las Perspectivas económicas de la OCDE la economía global registrará este año una recesión sin precedentes, de -6% si la pandemia “permanece bajo control”. Su economista jefe, Laurence Boone, vaticina además que “la pérdida de ingresos superará todas las recesiones anteriores de los últimos cien años”.
Todo indica que Latinoamérica será el epicentro de la recesión económica global. Según las proyecciones del Banco Mundial la contracción del PIB en Latinoamérica y el Caribe en 2020 será del - 7.2%, más de tres veces mayor que la registrada a raíz de la crisis financiera en 2009, que fue de - 1.9% y la de la crisis de la deuda en 1983, cuya pérdida fue de - 2.5%. Según la Cepal, la economía de la región podría caer este año entre - 5.3% y - 7% y “quizá lleguemos al - 8%”, algo nunca visto.
Todo indica que la recuperación de la economía será lenta y dolorosa. Según el Director del Centro para el Desarrollo Internacional Ricardo Hausmann, dicha recuperación tomará la forma del logotipo de la marca Nike (), una recuperación muy lenta después de una caída brusca, de tal suerte que no es dable esperar volver a los niveles de 2019 antes de 2022.
En este contexto resulta demasiado optimista la aspiración del Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, de una caída del crecimiento de -5.5% para este año y un repunte del crecimiento del PIB para el año entrante “por lo menos al 5%” e “incluso del orden del 6%, como pensamos que va a suceder”, contrastando con las proyecciones del Banco Mundial y el FMI para el 2021 del 3.6% y 3.7%, respectivamente.
Lo advirtió la Cepal al cierre del año anterior, mucho antes de la pandemia, en su informe preliminar: “América Latina debe repensar su modelo económico para reducir la desigualdad, telón de fondo de la crisis social que está atravesando la región...En parte, el modelo neoliberal ha fracasado y hay que encontrar un camino que se ajuste mejor a las características de la región”. ¡A pensar, entonces, fuera de la caja!
*Miembro de Número de la ACCE