Estamos sobrecargados de información, se dispone de teléfonos inteligentes, podríamos pasar muchas vidas leyendo la wilkipedia o buscando datos en google. Antes la misión de los maestros, además de enseñar a leer y escribir, era la de suministrar información, la cual se memorizaba, los estudiantes sabían poco sobre el planeta, no había radio, ni televisión, ni internet. Ahora a los profesores corresponde indicar el uso de la información, impulsar pensamiento crítico, comunicación, colaboración y creatividad.
Yuval Noah Haran, en su libro “21 Lecciones Para el Siglo XXI” señala: “El mejor consejo que puedo dar a un chico o a una chica de quince años, atascados en cualquier anticuada escuela, es no confiar demasiado en los adultos. A diferencia de lo que ocurría en las épocas de Lao-Tse o de Sócrates, en esta existe competencia seria: Coca Cola, Amazon, los gobiernos, se apresuran a hackearte, no a hackear tu ordenador o la cuenta corriente sino a ti mismo.” El temor de que la automatización genere desempleo masivo se remonta al siglo XIX, hasta el presente no se ha materializado, pero esta vez las reglas del juego tienden a modificarse de manera dramática.
Un recién nacido a comienzos del 2019 probablemente estará vivo en el 2100 ¿Qué enseñarle? Tradicionalmente la existencia se dividía en un periodo de aprendizaje y otro de trabajo, modelo obsoleto, los graduandos de hoy trabajarán dentro de la cibernética y la civilización global sin que alcancemos a precisar la mutación laboral.
Vislumbramos en la educación superior programas cortos, conocimiento en red, menor presencia en las aulas, cursos de extensión, maestrías y doctorados, utilización distinta de plantas físicas. En determinadas áreas se necesitarán espacios colaborativos, en artes porque son indispensables para la consolidación de dotes y estilos, en cambio el contacto maestro alumno prácticamente desaparecerá en Derecho, Economía y Filosofía, los laboratorios de Ingenierías y Química sufrirán transformación radical; desde luego, la práctica de deportes continuará adelantándose en los escenarios correspondientes, ninguno nada por internet. Esto y mucho más alterará la estructura presupuestal de las universidades y el empleo de recursos, en medio de robots y drones.
El impacto del cambio no lo han analizado suficientemente los profesores y estudiantes participantes en las recientes marchas, sería bueno conocer que piensan los académicos, les convendría echar un vistazo al experimento que realiza “Singular University” en Gran Bretaña sobre preparación global de líderes y organización para el futuro. Hablamos siempre de aumentar recursos, oportuno prever de qué forma se invertirán.
Necesitamos actuar y acertar antes de que nos veamos precisados a preguntar: ¡Hola google! ¿Cómo debe ser una reforma estudiantil en Colombia?