La elección de Contralor se maneja entre la ética y el atajo, y como en Colombia la trampa es casi legal, todo puede pasar, de aquí hasta cuando el Congreso tome la decisión de designar al funcionario encargado de vigilar la legalidad de los manejos de los dineros del Estado… de los colombianos.
Cada gobierno debe acudir a reformas tributarias; y ahora la pensional que hará más pobres a quienes han dedicado su vida a trabajar y aportar para tener una vejez digna, porque esos dineros tradicionalmente quedan en manos de la corrupción, sin que a funcionario alguno se le ocurran medidas que permitan recuperarlos.
Por esto es perentorio designar un Contralor que tenga las capacidades, calidades y honestidad para darle el más rudo de los golpes a la corrupción. Pero nadie alcanza a comprender la forma como se ha manejado la designación de este vigilante. Cuando agonizaba la anterior legislatura, se fijaron reglas de juego claras que garantizaran la llegada de una persona íntegra para la Contraloría. Pero extrañamente, o tal vez no tan extraña entre nosotros, el 21 de julio, cuando apenas empezaba la nueva legislatura, el presidente del Senado, con una simple resolución modificó la ley que había fijado las anteriores normas. Desapareció aquello de que ninguna persona cercana a un aspirante a Contralor, dentro del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad y primero civil o legal, podría intervenir en su elección.
Ética es ética, fundamento de los valores, rectitud, legalidad, deontología. Lo demás se llama artificio, contravención, burla, infracción maliciosa.
La decisión adoptada por el Canciller Carlos Holmes Trujillo, cuando aspiró a la Contraloría hace años y su hermano era parlamentario, es claro ejemplo de rectitud, cuando renunció, por ello a esa aspiración.
Hay varias fallas que nacen de la decisión del presidente del Senado. Modificó todo. Se había establecido que se escogerían 10 candidatos salidos de un juicioso estudio adelantado por la Universidad Industrial de Santander. La “nueva” norma incluyó 59, para beneficiar a los amigos del parlamentario.
Después de ello, con muchos que estaban por debajo de los más capaces, se “ajustó” la lista. Es decir: el juicioso trabajo de la UIS, fue arrojado a la basura. Pudo más la politiquería y la manipulación que la ética, la honestidad y el fundamento de los valores con que un ente aplica la ética.
El tiempo sigue su marcha y hoy por fortuna, el Presidente Duque dejó en claro que no intervendrá en esa elección. Esa si es una actitud justa y decente de un mandatario. El Congreso deberá elegir entre Carlos Felipe Córdoba, Andrés O’Meara, Wilson Ruiz, Alonso Hernández, Marco Antonio Velilla y Julio Cárdenas.
El Congreso está frente a una decisión histórica. Debe acudir a su sabiduría para bien del país y sus gentes.
BLANCO: La designación del colega Álvaro García como nuevo hombre de las Comunicaciones de la Presidencia.
NEGRO: La partida de “Chucho” Álvarez, uno de los grandes de la radio.
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