La guerra comercial | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Junio de 2018

La cumbre del G-7 en Quebec (Canadá) el pasado 8 de junio puso de manifiesto el aislamiento de EE.UU. y su distanciamiento con respecto a sus aliados más importantes, por cuenta del unilateralismo hirsuto de las políticas del presidente Trump. El entró a esta cumbre con el pie izquierdo al proponer la reincorporación al G-7 de Rusia, después que se le apartó del mismo en 2014 a consecuencia de la anexión, mediante la fuerza, de la península ucraniana de Crimea por parte de Moscú. Desde luego, los restantes jefes de Estado rechazaron de plano la impertinencia, al tiempo que el propio ministro ruso de exteriores Sergei Lavrov desautorizó a Trump al dejar en claro que “jamás pedimos a nadie recibirnos de vuelta”. Como quien dice, afana más el velón que el dueño dela olla.

Esta cumbre estuvo precedida del brillante discurso del presidente de Francia, Emmanuel Macron, ante el Congreso de EEUU abogando, a contrapelo de Trump, en favor de una “nueva generación de multilateralismo eficaz, responsable y orientado a resultados. Un multilateralismo que respete, proteja y apoye nuestras culturas.

El ambiente en esta cita de este grupo relevante de países industrializados no podía estar más crispado. La razón, la decisión del presidente Trump de no dar pie atrás en su decisión de gravar con un arancel del 25% a sus importaciones de acero y del 10% a las de aluminio. Pudo más su obstinación que la razón, así se malquistara con sus principales aliados, como en efecto ha ocurrido.

No es de extrañar por ello los términos del comunicado dado a conocer al término de la Cumbre de Charlevoix, en el cual se dijo enfáticamente que propendían por un comercio “libre, justo y mutuamente benéfico y por desechar el proteccionismo”.

La postura de Trump al repudiar y retirar su firma del texto final de la Declaración, en concepto del Nobel de Economía, Paul Krugman, “bien podría anunciar el comienzo de una guerra comercial”. Y es bien sabido que en una guerra comercial, como la que ha desatado Trump con sus medidas atrabiliarias, todos pierden. Según Krugman “Trump fue a Canadá a exigir que nuestros aliados dejen de hacer lo que no están haciendo y eso no es defender los intereses estadounidenses. Es una declaración de ignorancia y una política insensata…Lo sucedido en Canadá fue una humillante debacle total”. Trump está jugando con candela, el revanchismo y las retaliaciones que viene provocando pueden dar al traste con la reactivación que se venía dando del comercio internacional, después del largo letargo que provoco la crisis global reciente, que se inició con la crisis hipotecaria de EE.UU.

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Un sabio consejo, a propósito de la elección del Presidente Iván Duque: como dijo el ex canciller chileno Gabriel Valdés, “en el sistema democrático el que ganó no puede destruir al que perdió, ni el que perdió puede hacer invivible la Nación tratando de destruir al que ganó”.         

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*Miembro de Número de la ACCE