Este 27 de marzo se celebró en todo el mundo La hora del Planeta, iniciativa que está considerada como la de mayor convocatoria e impacto en la opinión ciudadana contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, en procura de despertar la conciencia sobre la inminencia de una catástrofe global sino paramos esta alocada carrera destructiva de la que llama el papa Francisco nuestra “casa común”.
Como lo planteó recientemente la profesora de economía y directora del Instituto de Innovación en University College London Mariana Mazzucato, “esta es la oportunidad. Si no arreglamos el Sistema, no tendremos ningún chance frente a la tercera gran crisis (la del 2008, la del 2020 y la creciente inhabitabilidad del planeta) y todas las otras más pequeñas que traerán aparejadas en los años y décadas que vendrán”. Y como bien lo dijo el periodista español Luis Bassets, “la crisis por el coronavirus puede ser el ensayo general para la próxima y más grave provocada por el cambio climático”. De modo que las lecciones aprendidas de esta pesadilla nos deben servir para estar mejor preparados y entrenados para enfrentar la crisis provocada por el cambio climático.
Pues bien, la jornada periódica de La hora del Planeta surgió en 2007 en Sidney, liderada por la organización ambientalista WWF y desde entonces ha venido in crescendo. Se trata de un gesto sencillo, pero de gran simbolismo, consistente en apagar las luces de las casas, las oficinas, los edificios, monumentos y sobre todo de sitios tan emblemáticos como la Ópera de Sidney, la Torre de Eiffel en París, el Coliseo de Roma y la Torre Colpatria en Bogotá por una hora, entre las 20:30 y las 21:30. Este año, a diferencia de los otros, por las limitaciones propias de la crisis pandémica, se celebra de manera virtual, sin las aglomeraciones y movilizaciones de enantes.
La celebración de La hora del Planeta este año tiene una connotación especial, dado que el mundo se ha percatado de la necesidad de actuar ya, sin más dilaciones, para proteger la naturaleza y nuestro hábitat, de que no hay plan B porque, por ahora, no hay otro planeta habitable distinto al globo terráqueo. Este será un año en el que presidentes y jefes de Estado de todo el mundo se darán cita para abordar y revisar el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París (2015). El 25 de abril, Día de la Tierra, a instancias del presidente Joe Biden, se reunirán 40 líderes mundiales, entre ellos Xi Jinping de China y Vladimir Putin de Rusia, en una cumbre virtual, preparatoria de la aplazada 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático (COP26) que tendrá lugar el 1º y el 2 de noviembre en Glasgow (Reino Unido). Esta será antecedida por la Cumbre sobre la Biodiversidad, prevista para octubre, la cual tendrá a China (Kunming) como anfitriona.
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