Pareciera que un sector de la clase política y la opinión no se hubieran dado cuenta de que el país cambió. El exvicepresidente Germán Vargas Lleras se burla de la ciudadanía al utilizar triquiñuelas permitidas por la ley, que le dejen saber el resultado del domingo antes de decidir si se lanza o no a la presidencia de la República.
Utilizar al representante legal de Cambio Radical para inscribirse a las elecciones en el plazo permitido por la ley, como marioneta para no perder el cupo, es una cachetada a la seriedad de una contienda como la presidencial. No han asimilado que es precisamente ese tipo de artimañas de las que la ciudadanía está mamada en Colombia. En la estrategia utilizada por Vargas y su círculo de asesores, hay varias cosas que están mal. No hay duda de que el político ha sido un gran ejecutivo y tiene muchas cosas por mostrar, como lo evidencian en el comercial de Cambio Radical, en donde utilizan la canción de Luis Carlos Galán “El Guerrero”. Sin embargo, mostrar sus logros a través de una cuña, que además de narcisa, es una especie de plagio a un himno que se identifica con otra persona y no con él, es iniciar con el pie izquierdo.
Vargas Lleras representa todo lo que una parte importante de la población colombiana quiere cambiar. En todos los sectores, no importa el origen socioeconómico o espectro ideológico, hay un porcentaje importante de individuos que quieren una transformación estructural. Los ciudadanos saben que la política debe hacerse de forma distinta, sin cuotas, sin apellidos, sin mermelada, sin torcidos. A quien se le pregunte, seguramente dirá que prefiere políticos dirigiendo el país que hayan llegado por méritos, sin trampas o arreglos clientelares como los que siempre hemos visto. Tristemente, esto no es lo que está representando el exvicepresidente con su más reciente jugadita.
Sin embargo, pareciera que los opinadores de los grandes medios tampoco se hubieran dado cuenta de ello, pues múltiples voces en radio, prensa y televisión han dedicado importantes espacios a analizar y avalar la estrategia de Vargas. Con aplausos y elogios se impulsaba el plan de expectativa que le ruega al “gran hombre” para que se lance y nos “salve” de una debacle. Todo, pensando en que le quieren ganar a Gustavo Petro la presidencia y puedo equivocarme, pero no creo que haya un candidato que le deje más fácil el triunfo al líder de la Colombia Humana que el exvicepresidente.
El político de marras representa todo aquello que Petro combate y que la gente quiere cambiar. Los apellidos, el clientelismo y el desprecio por ciertas clases sociales. Recordemos por un lado todo el presupuesto de la nación utilizado por su ministerio antes de su campaña a la presidencia en el 2018 que no le sirvió para nada. Así como el coscorrón a su escolta que la gente no le perdonó, pues un hombre de menos recursos quien estaba ahí para salvarle la vida merecía menos que nadie ese trato. Y, por último, los apellidos, creer que porque se tiene un apellido que ha tenido historia en la política se tiene el derecho de llegar a la presidencia es otro de los puntos que los colombianos quieren dejar de ver.
Por eso, la burla y el juego infantil de la expectativa de la campaña de Vargas Lleras, en vez de ayudarle refuerza el imaginario negativo que tienen los colombianos sobre el político. La gente no quiere más jugaditas.