Cuanto más avanza la variante Delta más cambia la vida de los países afectados, en algún momento nos afectará a todos, no solo porque en los próximos meses se convertirá en la variante predominante en el mundo, sino porque la economía mundial está cambiando lenta pero constantemente por esta.
Esta variante aparecida inicialmente el año anterior en la India, llevó a que solo en ese país se pasara a un aumento de casos diarios, superior al 4000% del histórico que llevaban.
Regiones del mundo que se habían considerado un éxito en la prevención de la enfermedad, hoy se encuentran en alerta con la llegada de esa variante.
Nueva Zelanda, que era un ejemplo del manejo ejemplar de la pandemia y que por mucho tiempo mantuvo una incidencia de cero casos, hoy en día está registrando más de cuarenta diarios, lo cual ya activó nuevamente medidas restrictivas para las próximas semanas, lo que la ciudadanía obviamente no comparte.
Australia que hasta ahora en todo lo transcurrido de la pandemia no llegó a la cifra de mil fallecidos, empieza a tener incluso enfrentamientos sociales ante las nuevas medidas adoptadas y ciudades como Sídney y Melbourne empiezan a presentar nuevas protestas por las medidas de cierre que se están implementando ante la llegada de la variante Delta desde el mes de junio.
Lo que demuestran los primeros estudios es que condiciones de contagio como el aislamiento social con esta variante no es suficiente. La recirculación de aire a través del aire acondicionado o el simple cruce con alguien contagiado, es suficiente para que la trasmisión se presente, es decir, la sola concurrencia en un mismo lugar de personas con algún contagiado, tiene más que asegurada la propagación rápida del virus.
El caso chino por su parte, prevé lo que puede venir económicamente. Experimentando pérdidas económicas en razón a que sus puertos se encuentran cogestionados ante inexistencias de despachos por medidas de prevención sanitaria y consecuente a esto las empresas de transporte también redujeron sus servicios, siendo hoy incluso más costosos en hasta quince veces de lo que fueron en el 2019; estas pérdidas económicas no estuvieron por encima de decisiones de inspecciones en la aduana más exhaustivas, cuarentenas, pruebas masivas, etc, pero eran necesarias, incluso cualquier persona que llegue a China, debe realizar una cuarentena obligatoria de catorce días a su llegada.
Con todo esto, la China logro en solo un mes llegar a cero casos en un día después de un mes de aparición de la variante.
Mientras esto ocurre en el mundo nosotros entramos en un momento de calma chicha ante el sistemático decaimiento de las cifras de contagios y muertes a causa del virus en las últimas semanas. No obstante esto, el relajamiento social y la falta aun de cobertura en vacunación, hacen prever una nueva ola, esta vez de la nueva variante, será aún más intensa y mortal que las anteriores, la cual debe llegar para el mes de octubre y nos acompañara con tragedia hasta el cierre del año.
Tenemos dos opciones: empezamos a socializar medidas ante lo evidente o simplemente seguimos acudiendo al Dios Proveerá, como sentencia final.