Por muchos años la economía informal del país la ha dinamizado el comercio. Por eso este sector es fundamental en el progreso y avance de la política económica nacional. No en vano es un renglón donde recae la mayor carga impositiva a la hora de percibir los tributos el Estado.
Por eso cualquier limitante y afectación que se haga del comercio tarde que temprano entrará a afectar al resto de la economía nacional y en la medida que caiga el consumo, caerá el trabajo y el capital de los colombianos.
Desafortunadamente la crisis al primer sector que afecta es al de los comerciantes, situación corroborable históricamente. En 1945 el país tenía un comercio resentido por la crisis política nacional y mundial que se vivía. Estas situaciones llevaron a que un grupo de comerciantes, encabezados por Lorenzo Jaramillo Botero, fundaran lo que sería la primera agremiación en nuestro territorio para defender los derechos y buscar oportunidades para sus agremiados, los comerciantes.
Hace falta que en estos momentos Fenalco arrope de manera más decidida a quienes en el comercio generan el sustento y el de tantas familias, pues en el último año fueron muchos los negocios que se cerraron y con ello los sueños de tantos.
Pareciera que no se presentan fórmulas que concilien la lucha contra el virus y la reactivación económica del comercio, pues siempre las medidas restrictivas se dirigen contra éste. Si bien es cierto muchos colombianos viajaran en esta semana a diferentes lugares del país, también lo es que la gran mayoría permanecerá en sus hogares obligados por la carencia de recursos para movilizarse de vacaciones. Según la última encuesta revelada por Fenalco el 74% de los nacionales se quedaría en sus casas. Esto debería ser aprovechado para incentivar el comercio local, lo cual no se ve por el momento.
Actividades como la de restaurantes no se afectarán del todo y no habrá cierre total como en otros momentos de la pandemia, pero para otros, lo que en épocas pasadas eran las temporadas altas, hoy se convertirán en momentos de más angustia para ellos, pues se está haciendo costumbre que con cada época de vacancia o fecha de celebración las restricciones de los gobiernos locales se endurezcan y con ello la situación de los comerciantes se agudice sin solución visible.
Hoy, por ejemplo, inicia Semana Santa, y con ello una nueva temporada de confinamientos nocturnos, pico y cedula y tantas medidas restrictivas que no creemos que mejoren en algo la situación del contagio y pareciera solo una serie de medidas para que el Estado diga que está presente así no se solucione con ellas nada.
Está por verse si las grandes ocupaciones de playas y sitios turísticos disminuiría por las restricciones impuestas o por la falta de capacidad económica. De una u otra forma vuelve a ser gran damnificado el comercio, que siempre utilizó estos días santos para recuperar sus ventas, y por segundo año consecutivo será para ellos una verdadera semana de pasión.