La relevancia de los think tanks | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Julio de 2022

Era el periodo de la posguerra en el Reino Unido, el partido conservador de Winston Churchill había perdido las elecciones y con ello su puesto como primer ministro. El cargo lo ocupó un parlamentario laborista Clement Atlee, quien no obstante había servido en el gabinete de Churchill estaba convencido de ideas contrarias, más cercanas al socialismo o a la socialdemocracia. Rápidamente el señor Atlee comenzó a tomar decisiones que le quitaban libertad económica al Reino Unido, inició con nacionalizaciones a empresas claves y fuertes amenazas a los empresarios.

Por esos mismos días, quien después recibiría el premio nobel Friedrick Hayek publicó una versión corta y fácil de leer de su libro “Camino de Servidumbre” en la revista “Readers Digest”. Ese texto cautivó la atención del empresario y piloto retirado de la RAF Antony Fisher, quien rápidamente asoció las advertencias del libro de Hayek con las medidas que estaban siendo tomadas por el gobierno, comprendió que Inglaterra estaba en camino a la servidumbre.

Preocupado, tomó la decisión de emprender un nuevo partido, que representara a los empresarios y que se dedicara a evitar que Inglaterra siguiera implementando las recetas de países fracasados. Antes de convocar a más personas en esta misión decidió buscar a Hayek quien por esos días era profesor en London School of Economics. Existen diferentes versiones de la manera como se dio el encuentro, unos dicen que llegó a su oficina, otros que le pidió una cita formal y otros que se dio en un espacio distinto, en lo que todos coinciden es en la conversación que dio entre ellos y que es clave para entender el rol de los centros de pensamiento en la sociedad.

El señor Fisher inició la conversación comunicándole al Hayek su deseo de crear un nuevo partido político, el empresario no había terminado de explicar su idea cuando el Premio Nobel lo interrumpió. Rápidamente le expresó que sería un error, que la política siempre implica renunciar a principios para acceder al poder y esta condición vuelve casi imposible lograr cambios profundos y mucho menos convencer a la mayoría de los ciudadanos de unas ideas. Hayek le dijo entonces que lo que debía hacer era usar todo ese trabajo, todos los recursos y la energía en crear un centro de pensamiento riguroso y fuerte, que logra cambiar de manera profunda el clima de ideas y así terminarán también cambiando los políticos. Fisher salió de su oficina, y tiempo después crearía uno de los centros de pensamiento más importantes para el Reino Unido, Europa y el mundo, el Institute of Economic Affairs.

Lograron cambiar tanto la opinión popular que hicieron posible años después el gobierno de Margaret Thatcher, quien por cierto hizo sus prácticas universitarias en el instituto. Sin embargo, el éxito lo medirían después cuando luego de perder las elecciones Thatcher se mantendrían las ideas que por años lleva promoviendo el IEA en materia de libertades.

Colombia necesita de centros de pensamiento fuertes y vigorosos, financiados por empresarios de tal forma que no tengan que perder tiempo en la difícil tarea de recaudar dinero y puedan gastar toda su energía en cambiar el clima de ideas. Esa quizás es la única manera de evitar la llegada al poder de lideres demagógicos y populistas. No son los políticos quienes nos van a salvar.