Desde que tengo uso de razón he estado oyendo hablar de la Represa del Ranchería en La Guajira, un sueño largamente acariciado y aplazado indefinidamente que tiende a convertirse en una pesadilla por cuenta del desdén y la desidia de los sucesivos gobiernos. Estamos hablando de un proyecto multipropósito: irrigar 18.030 hectáreas, generar 7 MW de energía y servir de fuente de abastecimiento de los acueductos de 9 de los 15 municipios que integran el Departamento. El mismo ha servido de caballito de batalla en todas las contiendas electorales, sobre el cual han cabalgado los aspirantes al solio de Bolívar en los últimos 50 años y aún sigue siendo una promesa incumplida. ¿Hasta cuándo?
Como en el drama de Sísifo, una y otra vez se intentó porfiadamente ir más allá de los estudios sin encontrar eco en el Gobierno Nacional, sin cuyo concurso es imposible su realización, dada la envergadura del mismo. En uno de esos tantos intentos frustráneos, como Presidente del Congreso logramos persuadir al presidente Ernesto Samper de su importancia e impacto regional y la necesidad de su apoyo. En efecto, en las postrimerías de su gobierno se abrió la licitación para los estudios, diseños y ejecución del proyecto, pero con tan mala suerte para La Guajira que el triunfo en las urnas del presidente Andrés Pastrana lo truncó al declarar desierta la licitación el 11 de octubre de 1999.
A todo señor todo honor, al ex presidente Álvaro Uribe se le abona su determinación al desengavetar el Proyecto del Ranchería y ordenar los diseños y la ejecución de la primera fase del mismo. En diciembre de 2010 se dio por finalizada la presa El Cercado, con un área inundable de 640 hectáreas y una capacidad de embalse de 198 millones de metros cúbicos de agua, así como las líneas de conducción principal de los distritos de riego Ranchería y San Juan del Cesar. Y desde entonces a este Proyecto, redentor para la región, ha estado represado y se le ha venido mamando gallo a la ejecución de su segunda fase, sin la cual la primera, como lo afirmó el contralor General Edgardo Maya Villazón, “no cumple con los fines que perseguía la inversión realizada". ¡Esto es inaudito!
Como lo registró la CGR en su Informe de Auditoría, a pesar de la medida cautelar de la CIDH amparando el derecho al acceso por parte de la población al agua potable, “si bien las obras de ampliación y optimización de la planta de tratamiento de agua potable de Metesusto están muy avanzadas, aún no se ha conectado a la conducción del Distrito Ranchería”. Huelga decir que no obstante que el uso del agua para consumo humano es la primera prioridad, el aprovisionamiento de la misma a partir de la Represa del Ranchería, dado su carácter integral, depende de la ejecución de la segunda fase de este Proyecto. ¡Así de claro!
*Miembro de Número de la ACCE
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