Sorprende a Colombia estar dirigida por un gobernante cuyas actitudes, pensamientos y propuestas son irracionales. Analizando los comportamientos y manifestaciones del presidente Petro encajan en el calificativo de cretino. La definición de este tipo de personalidades en resumen es la siguiente: “Ese tipo de persona que humilla y no muestra ningún respeto. Sus actitudes pueden variar desde adjudicarse el crédito por nuestras acciones, culparnos por sus errores, invadir nuestra privacidad o faltar a sus promesas, hasta hablar mal de nosotros, gritonearnos y denigrarnos.”
Si observamos racionalmente sus actitudes y palabras, se ve con claridad que son erráticas, tendenciosas y peligrosas. El haberse alineado en favor de los terroristas de Hamas cuando cometieron crímenes atroces a gente inocente, cobrando la vida de más de tres mil personas y miles más heridas, quemando vivos a soldados israelitas, solo a alguien con esas características se le ocurre hacer sin importarle las consecuencias de Estado. Ahora Israel decidió suspender el apoyo técnico al inmenso armamento con que cuenta nuestro país. Petro amenazó cerrar relaciones y el comercio bilateral se afecta, aun cuando Colombia exporta más que lo que importa Israel.
Pero no ha sido únicamente esa estúpida e innecesaria manifestación del presidente colombiano, son numerosas las emitidas sin ton ni son, posiciones que parten de su sentido anárquico proveniente de su formación y pasado guerrillero sin querer entender la enorme responsabilidad que comporta conducir a un país y que solo alimenta su ego.
En algo más de un año de gobierno que este personaje lleva no registra ni una sola acción positiva que beneficie a la población, los índices de pobreza han aumentado, la inflación, el costo de la vida creciendo exponencialmente, las muertes por asaltos y atentados de la guerrilla son más numerosos, así como la progresión del narcotráfico, la delincuencia urbana tiene azotada a la gente, mientras las posiciones del presidente son debilitar a las fuerzas armadas y de seguridad nacional, en tanto va a premiar y financiar a cien mil delincuentes para armar unos colectivos paramilitares que defiendan su gobierno.
En fin, es difícil entender como un sujeto de esas condiciones haya llegado al poder de un país como Colombia, en plena vía de desarrollo, que si bien no es perfecto ha sido modelo democrático en el continente, que aun con muchos problemas por resolver, se haya escogido a alguien con mentalidad anárquica e incapaz de gobernar, más cuando se conoció en 2014 su nefasto paso como Alcalde de Bogotá.
En resumen el país está bajo el control de una persona incapaz con graves problemas de personalidad, presunción de adicciones, con cuestionamientos e investigaciones que parten de sus actitudes y de su familia, una persona sin preparación objetiva y un indicé de respaldo solo del 30%, que ha perdido la mayoría del congreso, los organismos de control y las altas cortes encima y ahora a la comunidad internacional que lo señala como un payaso incompetente siendo el hazmerreír de muchos gobiernos, perdiendo la seriedad, respeto y respaldo de los Estados Unidos, pero lo peor para él, el silencio de sus coidearios gobernantes.
Dios salve a nuestra patria y que estos tres años que restan pasen rápido y nos libre de seguir a la sombra de un cretino.