Cuando solo se cumplen 90 días del nuevo gobierno, hay hechos que mantienen al país al borde de una angustia, que aprovechan los especuladores con dólares para vociferar, sembrar pánico económico y multiplicar sus ambiciones, capitales e intereses, sin que les importe la ruina de este pueblo.
Es claro que, la disparidad de enunciados que lanzan, quienes han llegado a las altas esferas del poder, aportan mucho a la desinformación y los rumores que despistan a la opinión pública.
Todo arrancó con las falsedades, consejas y mentiras que penetraron las campañas, utilizando las llamadas “bodegas”.
El tema de la eliminación de exploración y explotación de hidrocarburos, fue uno de los mayores errores porque, aunque tenía el encomiable propósito de defender el medio ambiente, se prestó para pregonar un desastre económico en Colombia, cuando era un hecho inherente a la trepada de los precios del petróleo por, la guerra Rusia-Ucrania, que hizo sentir el más desgarrador frío a los europeos.
Otros “pecadillos” se han registrado, sin que el aparato informativo gubernamental haya salido a aclarar cada una de las cábalas, tretas y conjuras de sus adversarios.
El presidente del Congreso, Roy Barreras, es tal vez el único, con la ministra de Agricultura, que han desvirtuado las consejas y aclarado que no habrá la intervención sobre hidrocarburos y que la reforma agraria se adelantará sin invadir terrenos.
Hoy a 90 días de su posesión, Petro tiene en su agenda, nada más ni nada menos, que una reforma tributaria a punto de aprobarse, aunque por solo $20 billones; el restablecimiento de las relaciones con Venezuela, que restaurará el comercio, estaba vedado por considerarse que nadie puede “negociar con una dictadura”, así otras naciones lo mantengan.
Izquierda y derecha son una cosa, mientras los negocios y los dólares son otra, que no se manejan con conciertos fronterizos.
Adicionalmente, la paz total puede fortalecerse con acuerdos entre Petro y Maduro para frenar el trajinar de la guerrilla fronteriza e influir para restablecer la democracia venezolana.
La reforma tributaria atemperará el nerviosismo del dólar, el desenfreno de los intereses, dará quietud a la deuda, encajará con la regla fiscal, doblegará la inflación, permitirá crear empleo, sembrará confianza inversionista y calmará una economía que, busca ante todo desarrollar programas sociales.
Solo le falta al proyecto de reforma una norma que termine con la corrupción que se lleva entre $60 y $80 billones cada año. No se ve un solo artículo que la contenga. Solo uno que da cárcel a los evasores de impuestos, pero contra la corrupción nada. Tampoco busca impedir los “elefantes blancos”, que pululan. Basta echar un vistazo a los informes de Margarita Ortega, en CM&, para sumar las billonadas que llenan los bolsillos de ciertos contratistas… aún vigentes.
BLANCO: Colombia no tendrá cómo compensar el triunfo que le dieron nuestras SUB-17. Es mucho lo que debemos a nuestras mujeres.
NEGRO: El pan en Colombia busca afanosamente un salvador. Es de los pocos alimentos que se pueden ingerir.