Libertad de expresión | El Nuevo Siglo
Martes, 14 de Marzo de 2017

La libertad de expresión es uno de los derechos vertebrales, junto con la libertad de prensa que es su manifestación primaria y principal, en toda democracia civilizada. Este tema lo traté hace dos años en una columna, donde afirmé que en Colombia es una libertad amenazada no solamente por el número de periodistas asesinados, sino por el control que sobre la independencia de los medios ejerce la “mermelada” del Gobierno y el despido de periodistas o cancelación de programas, como acaba de suceder con Pirry.

Esta libertad aparece en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y consiste básicamente en el derecho de las personas de expresar pública (incluso por los medios y de ahí su relación con la libertad de prensa) y privadamente sus ideas, siempre y cuando no se atente contra el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o contra  la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.

Pero el propósito de la columna de hoy es referirme a un caso aberrante: en España gobierna el partido popular, un partido debilucho que se supone de centro derecha. Pero en Madrid (alcaldía y ayuntamiento) domina una coalición de Podemos, izquierda extrema, y otras izquierdas, que han establecido un código de qué es lo políticamente correcto y a quien discrepe, la nueva inquisición lo envía al ostracismo social, lo amenaza por los medios y trata de aplicarle la mordaza para que no se exprese.

El caso del “bus de la libertad” es sintomático: una organización puso a circular un bus en el que se dice una verdad biológica: los niños tienen pene y las niñas vulva o vagina. Esta frase, sin embargo, se ha considerado por los nuevos inquisidores que va contra la ideología de género (con el sexo no se nace sino se escoge más tarde), lo cual es falso pero se puede expresar. Pero frente al bus la comunidad política de Madrid ha resuelto aplicar la mordaza. Se ha prohibido la circulación del bus por ofender los nuevos dogmas. La fiscalía pide cuatro años de cárcel para los responsables de “injuriar” a los LGTBI. Se amenaza con apedrear el bus o ponerle una bomba lapa si circula. Pero esto último no es considerado delictuoso por la fiscalía. Y los medios del mundo callan. Son cómplices.

En la actualidad los derechos de las minorías están por encima de los de las mayorías. En Colombia  hay una ley que prohíbe llamar “negro” a una persona de color o “marica” a una que las señoras llaman con tanta gracia, “gay”. 

El ‘bus de la libertad’ se trata no sólo de la libertad de expresión, sino de la libertad de los padres a educar a sus hijos y a que no sean adoctrinados como se pretende.

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Coda uno: un amigo mío dice que los únicos que se ofenden de que les digan “maricas” son los maricas.

Coda dos: En un programa con dos flamantes directores de medios, el expresidente español, Rodríguez Zapatero, aliado de Maduro contra la oposición venezolana, demostró ser un experto en ideas generales, con un océano de sabiduría de un centímetro de profundidad.