LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 18 de Enero de 2013

Una explicación requerida

 

Según  los especialistas, la revaluación del peso, que durante el año pasado fue del 9% continuará durante 2013. Con toda razón vienen protestando contra esta situación, desde hace años, los exportadores colombianos y los productores de bienes que deben competir con las importaciones, sin que el Banco de la República tome medidas suficientes para, ni siquiera reversar, para impedir que se agrave la situación. Los caficultores y floricultores están en grandes dificultades por la tasa de cambio desfavorable y la producción de bienes manufacturados se estanca, con el natural efecto sobre el empleo. El mismo Ministro de Agricultura ha solicitado la intervención del banco central en diferentes ocasiones sin que se le preste mucha atención.

Obviamente el encarecimiento del peso se debe a un exceso de oferta de monedas extranjeras que ingresan al país, en inversión minera dado el alto precio de estas en los mercados internacionales y en inversión bursátil por las bajísimas tasas de interés en Estados Unidos y Europa y sus políticas de expansión monetaria (procurando incrementar la demanda y reanimar la producción) y que vienen a países como el nuestro donde los intereses son más elevados, asumiendo el mayor riesgo. Es especialmente la inversión extranjera financiera la que es perjudicial pues está sujeta a salir rápidamente cuando vean alguna mejor oportunidad en otros horizontes o no encuentren suficientes seguridades donde han invertido. La crisis mexicana en 1994 y la del sureste asiático (Corea del Sur, Indonesia, Malasia, Tailandia y Filipinas) en 1997 se debieron principalmente a la salida masiva de estos capitales que sumó casi el equivalente del 10% del producto bruto nacional del área.

Sería importante que el Banco de la República explicara por qué, a su juicio, la revaluación del peso no le parece tener la importancia adecuada para tomar medidas contundentes que la frenen, por qué el detrimento a los exportadores y productores nacionales de bienes transables (aquellos que se perjudican cuando los bienes similares producidos en el exterior se tornan más baratos cuando el peso se encarece) se justifica. O puesto de otra manera, por qué considera que es más ventajoso para Colombia dejar que su moneda se revalorice, a pesar del perjuicio mencionado, cuando países como los Estados Unidos o China o Chile hacen todo lo contrario. ¿No le parece que la política monetaria expansionista de los países industrializados, especialmente la estadounidense, conlleva a la devaluación de sus monedas? Esperamos que no nos diga que si tomamos medidas temporales restrictivas del capital especulativo internacional (el mayor casino del mundo según algunos) estaríamos fomentando una guerra de devaluaciones, ni que debemos tener en cuenta la globalización. Las compras diarias de US$ 20 MM. no son suficientes. El Gobierno tiene también mucha responsabilidad al rebajar el impuesto de renta del 33% al 25% sobre los capitales foráneos y sin aplicar una política fiscal más estricta.