LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 7 de Septiembre de 2012

El póquer de la paz

 

Es verdad que los conflictos terminan (casi) todos mediante un acuerdo, excluyendo aquellos en los cuales uno de los bandos, en su inmensa mayoría el sublevado, es completamente aplastado (Sri Lanka). También es cierto que raro es el convenio al que se llega mediante una verdadera negociación sino que el bando ganador impone sus condiciones al perdedor. Muchos recordamos las firmas de paz de la II Guerra Mundial cuando los aliados protocolizaron la terminación de la guerra con Alemania (en Reims) y con Japón (en el USS Missouri) y donde la única concesión fue al Japón, conservar al emperador, lo que les aseguraba un sometimiento total del vencido.

Esta reflexión va encaminada a recordar a las Farc que no están en posición de imponer sus exigencias al Gobierno. La lista de negociadores colombianos inspira tranquilidad, lo mismo que la afirmación presidencial de que será un proceso de meses y no de años, cronograma que pronto nos precisarán. Motivos de intranquilidad son tanto el tono belicoso de la arenga de Timochenko, que vimos en televisión pero que lamentablemente los medios escritos no publicaron, posiblemente para no convertirse en divulgadores de la propaganda guerrillera, pero que hubieran mostrado la verdadera actitud de las Farc, como la agenda contenida en el acuerdo de La Habana. No hay espacio para estudiarla toda pero basta analizar detenidamente el punto referente al tema agrario para comprender la magnitud de los temas a decidir y que deben ser materia del Congreso y no de una mesa de negociaciones con una guerrilla en decadencia: 1. Acceso y uso de la tierra. Tierras improductivas. Formalización de la propiedad. Frontera agrícola y protección de zonas de reserva. 2. Programas de desarrollo con enfoque territorial. 3. Infraestructura y adecuación de tierras. 4. Desarrollo social: Salud, educación, vivienda, erradicación de la pobreza. 5. Estímulo a la producción agropecuaria y a la economía solidaria y cooperativa. Asistencia técnica. Subsidios. Crédito. Generación de ingresos. Mercadeo. Formalización laboral. 6. Sistema de seguridad alimentaria. Lo mismo respecto a los temas concernientes a las drogas ilícitas: 1. Programas de sustitución de cultivos de uso ilícito. Planes integrales de desarrollo con participación de las comunidades en el diseño, ejecución y evaluación de los programas de sustitución y recuperación ambiental de las áreas afectadas por dichos cultivos. 2. Programas de prevención del consumo y salud pública. 3. Solución del fenómeno de producción y comercialización de narcóticos. Estamos seguros de que el Gobierno no va a “concertar” estos temas con Timochenko.

No basta lograr un acuerdo en La Habana pues este tendría que ser aprobado por el Legislativo. Valiente la decisión del presidente Santos de iniciar esta negociación, pues conoce sus peligros, los que prometió evitar y sabe que si fracasa sus posibilidades de reelección serán nulas. Álvaro Uribe tendría entonces razón cuando afirma que la única salida al conflicto es “un sometimiento a la Justicia”.