Aparecieron las listas. Están listas para analizarlas, para espulgarlas, indagar, rastrear y fisgonear, porque habrá mucha tela por cortar.
Unas abiertas, otras cerradas, pero todas incluyen candidatos a Senado y Cámara, que ponen a pensar a muchos electores. Se ven en ellas personas que aún no han justificado la limpieza de sus nombres, que reposan arrumados en los anaqueles de juzgados y tribunales.
Otros, recién salidos de allí, no convencen a quienes los han conocido y seguido sus actuaciones, poco recomendables. Es lógico que esto pueda ocurrir en un país en el que florece por todas partes la corrupción, la tropelía, el desafuero y la injusticia.
Ojo: hay también quienes han caído en manos, o en fauces de quienes hacen política acudiendo a la inmoralidad y a las componendas. Esos que, dominados por el odio, acuden y se valen de lo que sea para eliminar rivales.
Urge que las fundaciones, organismos públicos y privados que tienen autoridad, dignidad y probidad, se pronuncien sobre la limpieza de quienes integran las planchas para el Congreso de la República.
Colombia no puede equivocarse de nuevo. Los electores tienen el poder para purificar el cuerpo legislativo. No más Lorduis y del Rio defendiendo la corrupción y silenciando la prensa. Hay que acabar con quienes llegan a Cámara y Senado buscando eludir normas, torcerlas y burlarlas en provecho propio, de sus jefes, o parientes. Y de centenares que votan a cambio de mermeladas y prebendas.
El presidente Duque posee los mecanismos que ha prometido aplicar para que los debates que se vienen, para Congreso y presidente, se desarrollen con toda la limpieza que este pueblo espera y que nuestra democracia ordena.
Se desea igualmente que las autoridades electorales actúen conforme a la ley, y que el tal “ojo con 22”, sea un ejemplo para el mundo civilizado y para las naciones que se gobiernan en democracia.
Las Registraduría debe comprometerse desde ya, y con pronunciamientos públicos, que den confianza al elector. Su titular debe jurar que no expedirá resoluciones como la que firmó horas antes de iniciarse el debate que pretendía llevar a 12 millones de jóvenes a elegir consejos.
Igual promesa deben hacer los entes de control que fueron designados para vigilar y hacer cumplir las normas que las leyes ordenan al gobierno y a sus funcionarios.
Claro que existen dudas sobre su correcto actuar y proceder para evitar abusos de poder.
Volviendo al tema de las listas para Senado y Cámara se requiere, de inmediato, empezar a comprobar procedencia y limpieza de quienes serán escogidos para ejercer funciones legislativas con honestidad y autoridad. Deberán implantar y hacer respetar la independencia de poderes que ordena nuestra Constitución.
BLANCO: La firmeza con la que 118 representantes, desecharon la censura de prensa que habían aprobado 73 de ellos.
NEGRO: El duro pronunciamiento de la ONU, que deja serias dudas sobre la actuación de la policía durante el paro.