LORENA RUBIANO FAJARDO | El Nuevo Siglo
Domingo, 4 de Marzo de 2012

Día de la Mujer

 

 

Epígrafe

Una mujer fuerte es fuerte en palabras, en actos, en conexión, en sentimientos... No es fuerte como la piedra, sino como la loba amamantando a sus cachorros.

Margie Piercy

Considero que cada día se debe ir extinguiendo la celebración del día de la mujer. El día de nosotras es todos los días, cada hora, cada minuto y si hemos logrado la igualdad, ya no debe existir esa conmemoración que se hace el 8 de marzo de cada año.

El Día de la Mujer se evoca desde principios del siglo XX, pero desde 1909 se celebraba en los EE.UU. Desde esa época la mujer ha logrado, entre otros, el derecho al voto, a ocupar cargos públicos, a la formación profesional, al trabajo y a la no discriminación por el mero hecho de ser mujer.

Dirán mis lectores que vuelve y juega con la defensa de la mujer campesina y obviamente de Boyacá, porque en todo el país hay ejemplos de mujeres berracas y trabajadoras, pero es que en mi tierra, mientras el hombre luchaba por la independencia con machetes y garrotes, la mujer campesina labró la tierra, participó en las batallas y les dio la comida necesaria para ganarles la batalla a los españoles.

El reconocimiento debe ser indudablemente a nuestras campesinas. Las de la ciudad no merecemos elogios, estamos mejor, estudiamos, trabajamos en oficina, rumbeamos, etc., pero la que está en la vereda, con azadón al hombro, es un gran símbolo de nuestro género.

A ellas es a las que hay que homenajear, apoyarlas, resaltar su labor y darles todo el respaldo del Estado, por su rol fundamental en la economía, en la preservación de la familia, en la contribución a la producción de alimentos y en la reducción de los niveles de pobreza.

Hay que darles salud y educación, es lo menos que se puede hacer por nuestra mujer del campo.

La ONU estima que si las mujeres tuvieran un acceso equitativo a fertilizantes, semillas y herramientas, la cantidad de personas hambrientas en el mundo se reduciría entre 100 y 150 millones.

Termino con esta frase del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon: “Invirtiendo en las mujeres rurales; eliminando la discriminación de que son objeto en la legislación y en la práctica; asegurando que las políticas respondan a sus necesidades; brindándoles acceso en pie de igualdad a los recursos y proporcionándoles una función que desempeñar en la adopción de decisiones”.

lorenarubianofajardo@gmail.com