Lorena Rubiano Fajardo | El Nuevo Siglo
Lunes, 2 de Mayo de 2016

La política saca a flote lo peor del ser humano.

Mario Vargas Llosa

 

Me inscribí como candidata a la elección de alcalde de mi pueblo,Togüí, en el departamento que nos dio la independencia, Boyacá.

Pues bien, hasta ahí todo transcurría normalmente, solicité el aval a la autoridad máxima del partido: el Directorio Nacional. Estudiaron mi solicitud, mi hoja de vida y me fue otorgado por unanimidad.

Pero hay que reconocerlo, muchos de mis coterráneos son aún demasiado machistas y de pronto no aceptan que una mujer, joven, se interponga en sus intereses personales y políticos, mejor dicho, les golpea su ego político, lo que ha despertado una gran ira y una guerra inimaginable contra mi aspiración.

Un senador es la cabeza de esta inusitada demostración de que la política despierta pasiones inconfesables, odios y exaltaciones egocentristas, como si con eso se les estuvieran interponiendo en sus negocios particulares o en algún otro interés recóndito. Porque no saben perder en franca lid, nadie fuera de sus propios apetitos electorales puede presentarse a una contienda democrática.

Eso en mi concepto es inmoralidad política, atacarme con argumentos bajos, falsos, chismes de tienda, mentiras, sectarismo, toda clase de desinformaciones y espero que no vayan a utilizar ríos de dinero y prebendas para buscar comprar y enredar a los electores. Han llegado a utilizar a miembros de mi familia para que me ataquen por una sucesión de los bienes que dejó mi padre cuando yo aún era menor de edad. Eso está en manos de la justicia y su fallo acataré y deberá ser acatado por todos.

Ilusamente creía en épocas ya superadas, pero infortunadamente no es así, la triste y cruda realidad es que aún se usan estos bajos métodos para ganar ilegítimamente unas elecciones.

Esos estilos, nada éticos, son esgrimidos por congresistas y otro aspirante a la Alcaldía violando los derechos fundamentales de los otros aspirantes y, sobre todo, del elector que no debe ser constreñido y limitado en su libre ejercicio democrático.

No creo que se deba hacer campaña ofreciendo cumplir con lo que un alcalde debe y está obligado a hacer, y es con la salud, el trabajo, la educación y la vivienda, que son derechos adquiridos y propender por el principio del bien común que debe preceder toda acción del gobierno.

No aceptemos la degradación de la acción política, que conlleva a la abstención y al asco que el pueblo les coge a los politiqueros que abusan de su nobleza.

lorenarubianof@gmail.com