LORENA RUBIANO FAJARDO | El Nuevo Siglo
Domingo, 16 de Octubre de 2011

 

Gina, Petro, Peñalosa
 
EL  espectáculo del Partido Conservador de Bogotá, presionado para adherir al candidato Enrique Peñalosa, por encima de los estatutos, unió al carrusel de las contrataciones, con los más severos y pulcros candidatos al Concejo de la capital.
Definitivamente cambiar esas costumbres politiqueras no es nada fácil, pero no por eso hay que dejar de trabajar en esa vía; al Partido para sacarlo de los cuidados intensivos y salvarlo, hay que reestructurarlo, depurarlo e inyectarle mucha, pero mucha democracia participativa, carácter y talante conservador.
En mi opinión, el Partido perdió la oportunidad de pensar en grande, cuando sacó a gorrazos a un buen candidato como era el empresario Dionisio Araújo, para terminar dividido y llegar sin banderas propias a las elecciones, renunciando a ser conservador.
Pero bueno, el 30 de octubre se sabrá quién tenía la razón y vamos a elegir entre tres candidatos: si lo hiciéramos por el que menos oposición tiene, por el cambio y la honestidad, ganaría Gina, si la maquinaria y los puesteros se imponen ganaría Peñalosa y si la gente ya no se asusta ni le meten miedo, ganaría Gustavo Petro.
No soy la más experta en análisis político, pero escucho a mis compañeros de universidad, a mis vecinos, a mis amigos y llego a la conclusión de que Peñalosa puede ser derrotado por tercera vez. Eso significa que el Partido Conservador fue llevado al despeñadero por intereses politiqueros.
Y si me equivoco, reconoceré públicamente que los capitalinos son masoquistas y le tienen miedo a cambiar las nefastas costumbres y a personas que llegan con oscuros intereses a los cargos públicos. Quiero resaltar las campañas serias de Carlos Fernando Galán, inteligente y capaz y con un muy buen futuro, la de David Luna que no despegó a pesar de sus grandes capacidades y la de mi paisano serio y experimentado Jaime Castro, quien en excelente administración dejó encuadernadas las finanzas y la administración bogotana.
La unión entre Gina Parody, Antanas Mockus y Dionisio Araújo, esta sí programática y de principios, es la demostración de que los honestos unidos si pueden, contra la maquinaria por más aceitada que este y Dios quiera que lleguen a la administración distrital para que haya un verdadero cambio y Bogotá se proyecte como una verdadera ciudad capital.