“Del árbol caído, todos quieren hacer leña”, reza el adagio popular, para desacreditar inmisericordemente a quien cometa el mínimo error.
Esto le sucede a Petro y a su gobierno, por parte de adversarios, enemigos políticos, y en general por quienes quieren aprovecharse, una vez más del fracaso de una paz, que Colombia desconoce desde hace 60 años.
La premura que tiene este gobierno por lograr una convivencia hizo que equivocadamente, anunciara un cese el fuego con el Eln a partir del 31 de diciembre del 2022.
Tal vez desconocieron que gran parte de este país quiere, y por ello ha vivido en ella, una guerra permanente. Así logran mantener la corrupción, la politiquería que quiere dominar el próximo debate electoral, para montar alcaldes, gobernadores, concejales, diputados y gobiernos con sociedades manejables, amén de un narcotráfico que mueve a su manera los grupos subversivos, que pululan en Colombia más que en cualquier nación del mundo.
Quienes nunca han vivido los estragos de la guerra, porque disfrutan cómodamente de capitales, ciudades, sociedades, autoridades, ejércitos y policías protectores, aprovecharon los medios y redes para, irreflexivamente condenar el error o equivocación gubernamental de anunciar el cese al fuego.
Las esferas amantes de la guerra han demostrado a lo largo de los años su execrable posición contra la paz. Al expresidente Santos le montaron toda una artillería cuando logró los acuerdos con las Farc. Hasta el Nobel que se otorgó, enfrentó una guerra y ciertos grupos estallaron de júbilo cuando dos disidencias volvieron al conflicto.
Gobierno y negociadores deben abrir los ojos y, con dedos de cirujano manejar toda actuación, a partir del 23 en Méjico.
Hay que entender, como lo decía el expresidente Santos, que solo los acuerdos logrados allí, son válidos y que hasta que todo no sea acordado, no habrá acuerdo.
Los decretos que apresuradamente se expidieron para respaldar el fallido cese el fuego, están derogados, pero todavía las negociaciones con el Eln y cuatro grupos más están activadas y listas para continuar, con normas exactas que permitan alcanzar sus objetivos.
Los negociadores de parte y parte deben poner escudos que los libren de la acción de los enemigos de la paz, que no cesarán, no solo durante este, sino de cuanto propósito de paz y convivencia quieran implantar los colombianos para salvar esta patria.
Sin la guerra que hemos soportado durante 60 años, estaríamos a la vanguardia de las naciones de este y otros continentes, porque tenemos todo para salir adelante con nuestras riquezas naturales, ecosistema envidiable y una población pujante y trabajadora.
Solamente debemos sepultar esta guerra que, durante tantos años de dolor, tragedia y angustia, nos ha conducido al odio, la división, la venganza y la ruina.
BLANCO: Se prevé una baja en pecios de alimentos para este enero. Pero nada de nada sobre los intereses.
NEGRO: Parece que se prepara un paro de los taxistas y transportadores en general, por las fuertes alzas en los precios de la gasolina.