Pensar por fuera de la caja. Ser creativos. Cambiar el paradigma y dejar de hacer lo mismo es clave para construir y garantizar la permanencia de los cambios. Pero, ¿construir sobre paradigmas antiguos tiene algo de sin sentido?
La semana pasada Claudia López presentó un nuevo protocolo de atención a las manifestaciones públicas en las calles. El objetivo principal es reservar al tan polémico Esmad para el final cuando la protesta se salga de “madre”. La autorregulación de cada ciudadano es el comienzo de esta propuesta, seguido de una sanción social en contra de aquellos que no se autorregulen y terminen echando piedra, papas bomba o agrediendo a alguien más. El tercer punto es el de un grupo de “Madres gestoras de paz”. Algo así como un símbolo de autoridad que estarían acompañando las marchas y que reprendería el mal comportamiento. En esto me quiero centrar.
Salió la alcaldesa acompañada de algunas de esas mamás. La foto la anexo a la versión digital de la columna.
Me causó escalofrío. “Yo soy su mamá y punto”, “algún día me lo agradecerá”, “cuando tenga hijos se acordará de mí” y “no se dice qué, se dice señora”.
A mí el ejercicio creativo de buscar novedosas formas de resolver conflictos me gusta. Es fundamental en estos tiempos de cambios estructurales. Pero, ¿construir algo nuevo sobre la idea de un paradigma antiguo? No lo entiendo.
Hay otras frases de una maternidad mandada a recoger como “haga lo que se le dé la gana”, “mientras usted viva en estas cuatro paredes se hace lo que yo diga”, “no me levante la voz o le volteo el mascadero”. Y así. Una maternidad violenta que después es justificada por los hijos que de adultos afirman “a mí mi mamá me pegó y no soy una mala persona”. Con lo que se demuestra la naturalización del maltrato, la doblegación de la víctima ante el agresor y su postergación también, porque ese adulto violentado también educa a punta de golpes, baños de agua fría, quemadas de manitos en la estufa y el largo etc.
Lo he dicho de manera reiterativa en este espacio. La crianza de las mamás colombianas a punta de rejo, insultos, cachetadas, pellizcos y arbitrariedad nos tiene como el tercer peor país en el mundo para que un niño nazca según la ONG Save the Children.
Esa frase de “yo soy su mamá y punto” ha sido seguida en miles de casos por una golpiza con el cable de la plancha.
Y es tan cierto lo que digo, que en redes de inmediato empezaron a aparecer los memes, medio en chiste medio en serio, de mamás con un escoba o chancleta en mano arriando manifestantes para la casa.
“Se calma o lo calmo”, “¿es que usted se manda solo?”, “no sea desagradecido”, “eche para la pieza” y repito, un largo repertorio de contenido violento que nos causan risa y dolor en las piernas donde nos pegaron.
Así que de nuevo repito que el problema de la violencia y la falta de autorregulación inicia en los hogares y es ahí donde se deben aplicar programas sociales que rehabiliten a los adultos que cuidan a los niños. Técnicas y metodologías hay muchas y basadas en estudios modernos que con determinación política se pueden aplicar en cuatro años de gobierno.
Así que la alcaldesa no puede confundir las políticas y menos el lugar y grupo social de su implementación. Sí necesitamos mamitas de paz, pero en las casas. Unas mamás que comprendan y apliquen métodos de crianza que no agredan el crecimiento de los niños.
Las “Mamás de la paz” no son para que salgan con rejo en mano a las marchas a perpetuar el modelo de violencia de los hogares. Por favor no le reiteren a la sociedad que los golpes de las mamás sí se valen.
No nos olvidemos que es en los hogares en donde un niño vive el primer abuso de autoridad por parte de sus padres cuando le pegan o lo violentan. Lo que sucede con el Esmad es la representación de una escena que ya muchos de los que marchan lastimosamente han vivido por años, solo que en la calle la policía no usa una chancleta, el cable de plancha o el tacón de un zapato. Sino gases y escopetas. Por eso los jóvenes se rebelan con la rabia y violencia acumulada desde sus infancias. Ese es el paradigma que hay que cambiar. Y, para terminar, ¿ustedes se imaginan si un no autorregulado mata a una mamá de paz? A quién van a culpar, ¿al Esmad?