La Arquidiócesis de Bogotá, es decir, la jurisdicción eclesiástica que atiende pastoralmente más o menos la mitad de la ciudad de Bogotá, ha organizado una especie de teletón por el canal Teleamiga, los próximos días 6 y 7 de agosto de 2021, para que los católicos de la ciudad y todas las personas de buena voluntad, hagan aportes para sostener las obras de solidaridad que la Iglesia realiza en la ciudad. Y también en los municipios que están al oriente de Bogotá, desde La Calera hasta Guayabetal. Es un llamado para que entre todos permitamos que continúe una labor muy amplia con la gente más pobre y necesitada de nuestra sociedad.
Los católicos tienen que sentirse muy orgullosos de las obras de misericordia que su Iglesia realiza en la capital del país y en sus municipios cercanos. Algunas de estas obras son conocidas, pero la mayoría se hacen, como manda el Evangelio, en la más completa discreción y silencio. Ahora, en una ciudad como Bogotá, los problemas sociales han crecido en forma insospechada y se hacen necesarias muchas manos para atenderlos. Lo hace el Gobierno Nacional, lo hace la Alcaldía Mayor, los hacen sinnúmero de fundaciones. Están comprometidas muchísimas comunidades religiosas -que además merecen todo el respeto y nunca los improperios de una senadora con aires feudales y anacrónica como nadie más- y están en la primera línea de solidaridad infinidad de personas particulares que en silencio ayudan a la gente. La Arquidiócesis de Bogotá quiere seguir siendo un brazo en esta lucha contra la miseria y la injusticia, como lo ha sido desde que fue fundada hace ya más de 450 años.
En concreto, la Arquidiócesis atiende con sus acciones a personas que pasan hambre, a migrantes externo e internos, a la población carcelaria, a personas sin empleo con capacitación rápida, a los habitantes de la calle, a población adulta mayor en condición de pobreza extrema, etc. Y a través de las 300 parroquias y de unas 20 fundaciones, 20 colegios parroquiales, una fundación universitaria, fondos de becas y otras instituciones del mismo orden, se llega a muchísima gente necesitada. Las parroquias, en su labor silenciosa y humilde, atienden todos los días y a todas horas los más variados casos de pobreza, soledad, abandono, violencia, pagos de arriendos y transporte, escuchan a la gente todos los días y sus puertas está ya gastadas por los golpes que los necesitados les dan pidiendo ayudas.
Este es el Evangelio duro y puro. El de Jesucristo. Y hay que seguir en esta lucha que no parece tener fin. Y se necesitan unos buenos pesos para darla. La maratón quisiera lograr que muchísimas personas se hicieran aportantes recurrentes de la Arquidiócesis de Bogotá para que a ningún pobre que toque nuestras puertas le falte el auxilio que necesita. Nos imaginamos que cada persona aportará cada mes $ 30.000. Y que fueran unas 30.000 personas. Con eso se pueden hacer maravillas. Dios quiera lo logremos. A correr se dijo … en busca de la generosidad efectiva y constante. Aquello de que Dios multiplica al que da, espero sea ya conocido de todos.