MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Enero de 2013

Medio ambiente

 

Si en algo se ha caracterizado la clase política colombiana, durante años de historia patria, es en la incapacidad que tiene de conectarse con las necesidades, sentires y pareceres de la población que dirige, gracias a la tecnología, este malestar es tangible hoy día gracias a la existencia de las redes sociales.

Ejemplo de lo anterior es la movilización en torno de la protección del medio ambiente que se ha desatado frente a la pretensión de empresas privadas de beneficiarse de lo que hasta el momento se supone es patrimonio de los colombianos.

Digamos que la herida abierta que quedó después del fallo de la Corte de La Haya tiene los ánimos exacerbados y por eso la sensibilidad frente a la posibilidad de perder más territorio en el imaginario colectivo roza más bien con la histeria colectiva.

Colombia es, según el Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente de las Naciones Unidas, uno de los 17 países declarado como megadiverso del planeta. Esto significa que en el territorio de este conjunto de naciones se alberga algo más del 70% de la biodiversidad del planeta. No vale la pena ampliarse en lo que esto implica en términos de riqueza del medio ambiente tanto para los/as colombianos/as y, asimismo, nuestra responsabilidad con el planeta de resguardar y proteger estos recursos en beneficio de la humanidad.

De una parte, en el caso del Páramo de Santurbán, el tema de fondo es la escogencia entre el oro y el agua. Al final no hay que perder de vista que sin oro podemos sobrevivir, sin agua no. De otra parte, en el Parque Tayrona el debate gira alrededor de la protección del parque frente al desarrollo del ecoturismo.

La gran conclusión al final de todo esto es que el país carece de una política en materia de desarrollo sostenible y sustentable. Es urgente e imperativo legislar sobre lo que será la conservación del medio ambiente en los próximos 100 años. Es necesaria una hoja de ruta a largo plazo que logre equilibrar la protección de la naturaleza, el sentimiento humano y la productividad empresarial. El debate respecto de la preservación del medio ambiente está de moda gracias a la conciencia colectiva de proteger el territorio que habitamos, y todo parece indicar que el Ministro de Ambiente tiene en sus manos la gran oportunidad de conectarse con el sentimiento ciudadano y proteger y conservar con sano y sabio equilibrio, un patrimonio no solo nacional sino mundial.