MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Lunes, 24 de Diciembre de 2012

Por el camino de Jesús

 

Visitar  Israel y descubrir, paso a paso, los lugares donde vivió Jesús tiene para los cristianos un conmovedor significado. Nadie es inmune a la abrumadora sensación que causa ver la roca donde oró y lloró Jesús en el Monte de los Olivos, o a la devoción de los visitantes del Gólgota, donde fue clavada la cruz y murió el Redentor.

 Naturalmente, siendo Navidad dedicaré más tiempo a Belén, donde se encuentra la cueva en la cual supuestamente nació Jesús. Belén, al borde del desierto de Judea y a menos de media hora de Jerusalén, es territorio palestino. Hay que atravesar el muro y la frontera entre los dos territorios, por lo tanto no olviden llevar su pasaporte y mucha paciencia, pues puede ser demorado.

Ya, durante el primer siglo de la cristiandad, se visitaba este lugar para  conmemorar el Nacimiento. En el siglo IV d.C. se construyó la Iglesia de la Natividad para proteger el lugar y dar acogida a los peregrinos. Esta es hoy una iglesia ortodoxa griega, decorada a la manera propia de estas iglesias, plenas de iconos, candelabros y terciopelos. Saliendo hacia la izquierda está la iglesia católica de Santa Catarina, construida por los franciscanos en 1880 sobre las ruinas de un monasterio agustiniano del siglo XII. En el subsuelo de esta iglesia se encuentran unas grutas donde se dice fueron enterrados los niños asesinados por Herodes el día de los Inocentes.

En Belén está también la Cueva de la Leche, donde María, José y el Niño se refugiaron durante la matanza de Los Inocentes. Allí, la tradición cuenta que María amamantó a Jesús y una gota de su leche cayó en la roca y la tiño de blanco.

Se podría pasar meses visitando todos los lugares por donde pasó el Señor, donde predicó, realizó sus milagros y finalmente entregó su vida para nuestra salvación, para luego resucitar en toda su gloria. Sin embargo, por el corto espacio de esta columna me limitaré a algunos pocos.

 Nuestro siguiente paso fue el Mar de Galilea, un hermoso lago de agua dulce, localizado 212 metros bajo el nivel del mar, rodeado de cultivos de vegetales y frutas, muy cercano a las fronteras con Siria y Líbano. Aquí Jesús encontró a la mayoría de sus discípulos, quienes eran pescadores en estas ricas aguas. Aquí predicó el Sermón de las Beatitudes y realizó la multiplicación de los panes. Aquí caminó sobre las aguas. Se visitan las iglesias que conmemoran todos los hechos ocurridos en este lugar, cada una de ellas deja en uno una bella experiencia.

A unos treinta minutos del lago, sobre la montaña, está Nazaret, donde nació la Virgen María, para mí uno de los sitios más emocionantes de visitar. Allí, entre muchos mosaicos de la Virgen, donados por diferentes naciones, está la Virgen de Chiquinquirá, patrona de Colombia.

Queda para otra columna la magnifica Jerusalén, ciudad sagrada para los cristianos, judíos y musulmanes. Todo el que pueda debe visitarla, por sui riqueza histórica y su gran tradición religiosa.