María Clara Ospina | El Nuevo Siglo
Miércoles, 24 de Junio de 2015

HILANDO FINO

La cuna de la lengua castellana

Una excelente manera de encontrar las raíces de nuestro idioma castellano es recorriendo aquellos lugares que fueron su cuna. Esos pueblos donde durante el siglo XI, o quizá antes, surgieron los primeros testimonios escritos del castellano, donde el idioma comenzó su expansión, la cual siglos después lo llevaría a convertirse en uno de los más hablados del mundo.

Un buen punto para comenzar es la ciudad de Alcalá de Henares, en las inmediaciones de Madrid. Ciudad natal de Miguel de Cervantes Saavedra. Aquí tiene su asiento la Universidad de su mismo nombre, fundada  por el cardenal Cisneros. Por ella pasaron estudiantes como el mismo Cervantes, Lope de Vega, Ignacio de Loyola y Calderón de la Barca, todos grandes  de la lengua.

De allí pasamos a Ávila, la que fuera  centro de la ruta del “oro blanco”, como se llamaba a la lana, y cuyo comercio embelleció la ciudad con hermosos palacios  en los siglos XV al XVII. Este año se celebran aquí los 500 años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. La ciudad amurallada se encuentra engalanada para tal celebración y en todo lugar se oye y se vive  la voz de Teresa al unísono con la  de su contemporáneo, San Juan de la Cruz.

Continuamos en Salamanca, Patrimonio de la Humanidad, fundada por Alfonso IX en 1218. Asiento de una de las más importantes y antiguas universidades y bibliotecas de España. Aquí, en 1492, año del descubrimiento de América, la toma de Granada por los Reyes Católicos y la expulsión de los judíos de España, Antonio de Nebrija imprimió la primera gramática de la lengua castellana. En esta ciudad se originaron los personajes de obras de la importancia del Lazarillo de Tormes, La Celestina y la obra de Fray Luis de León y Miguel de Unamuno.

En Valladolid, nuestra próxima parada, contrajeron matrimonio en secreto, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, lo que comenzó la unificación de  España. Su temprana imprenta convirtió a la ciudad en centro de difusión de la lengua en la península Ibérica y hacia el Nuevo Mundo, recién descubierto. Hoy Valladolid posee un importante y hermoso museo de escultura religiosa.

Cercano a Burgos  encontramos el Monasterio de Santo Domingo de Silos, donde los monjes, al igual que aquellos del Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla en la Rioja, realizaron en los bordes de textos en latín las primeras  aclaraciones en lengua castellana de que se tenga conocimiento. Estas son conocidas como las Glosas Silenses y las Glosas Emilianenses. Eran los tiempos de los grandes caballeros que luchaban por derrotar a los moros y regresar la península al cristianismo.

Esa lucha quedó bellamente registrada en poemas épicos como El Cantar de Mío Cid, considerado el primer texto literario en castellano. Vale recordar que fue en San Millán de la Cogolla donde desarrolló su obra quien se tiene como primer poeta de la lengua, Gonzalo de Berceo.

Da para mucho este camino de nuestra lengua, su historia y su belleza nos subyuga. Se ama  más el idioma cuando se conoce mejor su cuna.