MARIA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Abril de 2012

HILANDO FINO

Madres solteras

Recientemente  leí en el New York Times un artículo sobre el aumento de madres solteras en EE.UU. Realmente me sorprendieron los números: el aumento ha sido de 41% por ciento en los últimos años. 75% de los niños nacidos fuera del matrimonio son de raza negra, en segundo lugar están los de origen latinoamericano.

La primera pregunta que me planteé fue: ¿vamos hacia una sociedad donde la familia tradicional, padre, madre, hijos, se convertirá en la excepción de la regla y no en la mayoría, como es hasta el momento?

Estudiando más a fondo el tema descubrí otros aspectos. La mayoría de los niños de mujeres solteras de clase pudiente son deseados. No sucede así con los niños de madres afro-descendientes o de origen latino, con menos educación y pocos recursos económicos, quienes muchas veces quedan embarazadas sin haberlo planeado. Según los expertos, los hijos así concebidos tendrán grandes desventajas ante los niños de familias establecidas.

¿Son estas estadísticas comparables en Latinoamérica? Es fácil apreciar el gran aumento de hijos de madres solteras en todos los niveles de nuestra sociedad, desde el más humilde, hasta el más pudiente.

Toda clase de mujeres están criando niños solas, ya sea porque quedan embarazadas por azar, o porque así lo planearon, como es el caso de profesionales, en sus últimos años reproductivos, que por cualquier razón no se casaron y desean tener un hijo, así no tengan compañero.

Estos pequeños solían denominarse con palabras tan detestables como ilegítimos, bastardos, o “nacidos al otro lado de la cama”. Desde su nacimiento tenían un futuro incierto. Muchas veces eran maltratados y humillados por una sociedad que los juzgaba inferiores, los rechazaba por ser fruto de algún pecado de la madre, por no llevar el apellido del padre, o por cualquiera de las muchas razones que se esgrimían contra ellos.

Ese estigma ha desaparecido, por lo menos en nuestros países. Hoy, ser hijo de una madre soltera o de unos padres que no se han casado, no es ninguna vergüenza, ni trae repudio. Este es un enorme y bienvenido paso adelante en las nuevas relaciones humanas.

Sin embargo, considero que este aumento de madres solteras, sin por lo menos tener una pareja estable, no es ideal, ni para la madre, ni para el niño. Sigo pensando que la estructura del matrimonio, aunque no es perfecta, es la mejor para proteger a los pequeños y guiarlos en su crecimiento.

No quiere decir esto que una buena madre soltera no sea capaz de sacar adelante a su hijo por sí sola. Todos conocemos ejemplos de excelentes madres solteras. Recordemos en nuestra historia al presidente Marco Fidel Suárez, criado por una lavandera humilde y soltera y más recientemente en la política mundial al presidente Barack Obama.

Vivimos un nuevo orden, quizá más humano, menos crítico. El tiempo dirá cuáles serán las consecuencias del aumento de este tipo de familia encabezada por una madre soltera.