María Clara Ospina | El Nuevo Siglo
Miércoles, 15 de Abril de 2015

Gústeles o no a los Castro

 

La encuesta hecha en Cuba por el Centro de Investigaciones Sociológicas de México y la empresa norteamericana Bendix y Amandi es realmente sorprendente. Nunca antes se había logrado encuestar a los cubanos de esta manera. Lo que creíamos que pensaba el pueblo cubano, hasta ahora, eran puras cábalas teñidas por una u otra orientación política.

Hoy sabemos qué piensan y qué quieren realmente en la isla. Sus respuestas han mostrado a un pueblo honesto, pero desinformado de lo que ocurre en el mundo y en su mismo país. Están ansiosos de participar en su gobierno, que su voz sea oída, que haya una apertura real, desean liberarse de una revolución que los amarra y no los deja progresar ni integrarse a la era moderna.

Cerca del 80% de los cubanos no se sienten satisfechos y 50% quiere dejar la isla. Esto, en un pueblo que es básicamente alegre y recursivo y que, supuestamente de acuerdo con el Gobierno, tiene acceso a educación y salud, es muy diciente y lamentable. Queda muy claro que los cubanos se sienten estancados, están saturados de los Castro y quieren un cambio cuanto antes.

En la isla quieren información real, solo 16% tiene acceso a internet. Desean tener sus propios negocios, ser dueños de su propio destino, que sus líderes los traten con respeto, no como a niños a los que se les miente y engaña constantemente.

Lo más sorpresivo de la encuesta es el aprecio que los cubanos dicen sentir  por Barack Obama,  quien marca el 80 por ciento de aceptación, muy por enciman de los hermanos Castro, que quedan por debajo del 50 por ciento y aun del Papa Francisco, con 61 por ciento.

Esto es increíble en un país donde por más de 60 años los gringos han sido los villanos, “los malos de la película”. Hoy, en ciudades y pueblos, en los campos, en La Habana, en todos los lugares donde hubo encuestados, los cubanos dicen apreciar a Obama, o sea al presidente de un país que por décadas ha sido pintado como el enemigo máximo. Porque, si hay algo que ha sido constante es que Fidel Castro y su revolución no han parado jamás de culpar a los estadounidenses de cuanto malo sucede y ha sucedido en la isla.

Cuando ha faltado comida, medicina o trasporte, Fidel ha culpado a los estadounidenses. La falta de carreteras y de infraestructura, la escasez  de vivienda, elmal estado de las edificaciones, el atraso general, hasta la prostitución y el mal tiempo, todo, absolutamente todo lo malo, es culpa de los gringos.

Jamás, según Castro, la situación actual de Cuba ha sido culpa del mal gobierno, de las fracasadas campañas y programas agrícolas e industriales de la Revolución, del pésimo manejo de la economía, de la expropiación inicial de tierras e industrias, de las fracasadas zafras utilizando estudiantes inexpertos para cortar caña, de la triste y desastrosa perdida de la iniciativa privada.

Esta interesante encuesta ante todo prueba una cosa: al pueblo finalmente no lo engaña nadie. Hoy es claro que los cubanos quieren ser amigos de Estados Unidos, gústeles o no a los Castro.