Mario González Vargas | El Nuevo Siglo
Lunes, 18 de Enero de 2016

La capitulación habanera (II)

“Rosario de entregas no ha acabado”

 

Ademásde las concesiones graciosamente dispensadas a las Farc con las que se sacrificó a las víctimas que no conocerán la verdad, ni la justicia, ni la reparación que merecen, mientras sus victimarios gozarán de libertad, elegibilidad política, de amnistías e indultos, de la no extradición y del goce pleno de las riquezas acumuladas gracias al narcotráfico, la extorsión y el secuestro, la delegación fariana logró en el acuerdo de justicia hacer realidad un viejo y persistente anhelo de su organización delictiva: imponer su verdad sobre el origen y desarrollo del conflicto armado en Colombia mediante un mecanismo idóneo para ese efecto..

Es ese un propósito ya anunciado con la constitución de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas la que, a pesar de albergar en su seno mayoría de cronistas proclives al relato e interpretación históricos de las Farc, no logró convertirlos en verdad de lo padecido por los colombianos en décadas de violencia y de vejámenes. Las Farc saben que la historia absuelve a quien la escribe y por ello vieron premiada su perseverancia con la creación de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad que relatará lo que la otra  Comisión no pudo.

Con todas las Comisiones que se acuerden en La Habana sucederá lo que aconteció con la de Juristas que, a pesar de ser nominalmente paritarias, terminan propensas a la voluntad fariana. La del esclarecimiento de la verdad, conformada por once comisionados elegidos por un comité de escogencia integrado por nueve miembros, seis seleccionados de común acuerdo por el gobierno y las Farc y tres por personas u organizaciones acordadas en la Mesa de la Habana, garantiza la asunción de la verdad fariana a la condición de verdad histórica del conflicto. Menuda concesión a una guerrilla diezmada militarmente y repudiada por la mayoría de los colombianos.

Este rosario de entregas, sumado al “culiprontismo” del Gobierno de tener como inamovible la fecha del 23 de marzo para la firma del acuerdo final, anuncia capitulaciones sucesivas en los temas que faltan, tan sensibles como la entrega o dejación de armas, el cese al fuego definitivo, la desmovilización de las Farc y las zonas para su concentración, los territorios de paz que la guerrilla reclama y los asuntos relativos a la refrendación, implementación y verificación de los acuerdos, todos ellos susceptibles de consolidar el más vergonzoso sometimiento que registraría la historia contemporánea de un régimen democrático ante una guerrilla pretenciosa, anacrónica y en estado agónico.