MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Octubre de 2011

¿Colombia, en proceso de hacer parte de cadenas globales?

 

AHORA  que tenemos en la mente y en el corazón tan vívida la imagen de Steve Jobs, recordamos el ejemplo del iPod ensamblado en China por Apple y cómo la mayor parte del valor de exportación registrado en las estadísticas comerciales de China proviene del Japón, Camboya, Vietnam, Malasia, Indonesia o Tailandia y de otros países de Asia.
Cuando un producto contiene partes fabricadas en otros muchos países, debido a la globalización, hace parte de las cadenas de valor globales, o cadenas internacionales de suministro, que con la fragmentación internacional de la producción están buscando optimizar la reducción de los costos de transporte, la revolución de las tecnologías de la información y la mayor apertura de las economías que facilitan “desglosar” la producción, tal como lo señaló Pascal Lamy en la presentación de un libro el pasado mes de julio en la OMC.
De eso se trata ni más ni menos el desafío que enfrentan Latinoamérica y Colombia hoy por hoy: integrarse al mundo con una nueva fuerza a partir de cadenas regionales de producción o de suministro global. Sin embargo, el panorama es bien distinto a lo que se quisiera: una integración regional fracturada; la de la Comunidad Andina prácticamente acabada y por ende sin mayores posibilidades de impulsar industrias que desarrollen productos que aprovechen las ventajas comparativas de la región.
Estamos enfrentados a unas economías asiáticas cada vez mas decididas a conquistar el mundo, ya no sólo en el sector de las manufacturas, sino en el de los servicios, las energías limpias y todo lo que pueda transarse en el mercado mundial. Para rematar estamos en un momento en el cual los vientos de recesión que afectan a buena parte del mundo industrializado, hacen prever un mayor interés por exportar sus productos hacia América Latina, con lo cual debemos rápidamente hacer un ejercicio de análisis de escenarios de integración regional con y sin TLC de por medio, a efectos de ver de qué manera podemos en la región repetir el ejemplo del Ipod “chino” para ser más eficientes y competir en un momento en que la globalización lejos de parar va a tomar una nueva forma.
A sectores como la electrónica, acero, metalmecánica, televisores, línea blanca y electrodomésticos habrá que brindárseles apoyo importante No abriéndolos en el corto plazo y procurando aumentar el desarrollo tecnológico requerido para tener menores costos a escala y mayor competitividad en sus procesos productivos, en lugar de pretender desprotegerlos en el corto plazo frente a economías como la coreana.
Hoy más que nunca resulta vital retomar los esfuerzos de integración de las economías de América Latina para participar en las cadenas globales de valor o en las cadenas internacionales de suministro, complementándose unas a otras y aprovechando dentro de la misma región la producción abundante de materias primas que le permitan retener los empleos necesarios y dar in situ el valor agregado a dichos recursos, en lugar de seguirlos exportando en su estado natural al Asia.
Con el reciente viaje del presidente Santos a impulsar las negociaciones del TLC con Corea, no podemos dejar de preguntarnos ¿cuáles serán las condiciones en que nuestras industrias habrán de enfrentar la competencia coreana? ¿Será suficiente con que el Gobierno aplace la apertura del mercado colombiano (si lo llegara a hacer) para los productos mas sensibles?
Creemos que las economías latinoamericanas deben contar con una política industrial moderna que les permita complementar producciones, no sólo para el crecimiento económico sostenible, sino para garantizar el desarrollo y la generación de empleos en nuestra región azotada hoy más que nunca por la violencia y la inseguridad derivada en no pocas veces del desempleo de los jóvenes.
Es clave entender hacia donde va el mundo globalizado y tomar el ejemplo de experiencias internacionales que nos demuestran que Vamos por mas y nos irá mejor cooperando entre nosotros, que simplemente cada país aplicando la frase “Sálvese quien pueda”.