MARTA LUCIA RAMÍREZ* | El Nuevo Siglo
Martes, 26 de Marzo de 2013

Educación para el desarrollo

 

“Cada vez se valora más el capital humano cualificado”

 

Las cifras sobre fuerza laboral y educación para el año 2012, recientemente presentadas por el Dane, nos permiten extraer algunas conclusiones importantes. En primer lugar, hay una tendencia al incremento en el nivel de formación de los trabajadores, lo que se hace evidente en que la Población Económicamente Activa (PEA) con educación superior alcanzó el 18,6% en el 2012, frente al 17,7% en el 2011 y al 17% del 2010. No obstante, la proporción de fuerza laboral sin ningún título académico es aún muy elevada, 51,5%.

Las cifras también nos muestran que ante un mayor nivel de educación hay una mayor probabilidad de acceder a un empleo, ya que de los trabajadores sin ningún título académico solo el 50% se encontraban ocupados en el 2012, mientras que de los técnicos o tecnólogos el 76,4% y de los profesionales universitarios y las personas con postgrado el 80,3% y 86,5% respectivamente.

Si a lo anterior sumamos los datos presentados por Compite en el Informe Nacional de Competitividad, que muestran que la informalidad se va reduciendo a medida que aumenta el nivel educativo (la tasa de informalidad de la población sin ningún título es de 88,5%, mientras que para los que tienen educación secundaria es de 57,5% y para quienes tienen educación superior es de 23,4%), podemos ver que el mercado laboral formal valora cada vez más el capital humano cualificado, con competencias más avanzadas.

Entonces, un nivel de educación más alto facilita a los colombianos acceder a un empleo de calidad y por lo tanto a mayores niveles de bienestar; y a esto se suma que tener trabajadores con un significativo capital humano en la economía permite aumentar el valor agregado y la innovación. 

Definitivamente la educación es un elemento determinante del desarrollo, pero además tiene que ser  de calidad, integral, orientada tanto a la generación de conocimiento, como a la aplicación del mismo, buscando contribuir a la mayor productividad, innovación  y desarrollo del aparato productivo. No obstante, este es un aspecto en el que evidentemente hay fallas en el país, como lo revela el Reporte Global de Competitividad del Foro Económico Mundial, en el cual en el pilar de educación superior y entrenamiento, Colombia ocupa el puesto 67 en 144 países, siendo superado por países de la región como Argentina y Chile. Por lo tanto, el sistema educativo superior no está generando mano de obra con un alto nivel de competitividad.

Por último, y a propósito de la discusión del tema agrario en los diálogos de paz, uno de los grandes problemas, que también evidencian las cifras presentadas por el Dane, consiste en que del total de trabajadores técnicos o tecnólogos solo el 1,8% se encuentra ocupado en el sector agropecuario y forestal y del total de empleados con título universitario o con posgrado solo el 1,4% hace parte de este sector. De hecho el 88,2% de los ocupados en el sector agropecuario no cuentan con ningún título.

Bajo este panorama se requieren, con urgencia, políticas que permitan incrementar las posibilidades de brindar educación técnica y superior al recurso humano en todo el territorio tanto en las zonas urbanas como rurales. De igual forma, se requieren estrategias para elevar la calidad de la educación, aprovechar el esfuerzo que se viene adelantando desde hace más de 10 años con computadores para educar y la política de conectividad de tal manera que el país maximice los avances que ha habido en la educación virtual para contar con una población más educada que eleve su condición de vida digna y efectivamente contribuya a la innovación y la competitividad de  la economía colombiana. Los jóvenes del campo requieren instrumentos de formación y oportunidades para el emprendimiento que estimulen su estadía en el campo pero con condiciones de vida mejores de las que han tenido que vivir hasta ahora las familias campesinas. Esta será condición indispensable para lograr el desarrollo rural y la paz duradera de Colombia.

 *Con el apoyo de Angélica Giraldo